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Los latigazos de la lengua azul: los tratantes se quejan del deber de vacunar el ganado que va a mataderos

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

GANADERÍA

La asociación de tratantes celebró una asamblea en Lugo el viernes por la noche.
La asociación de tratantes celebró una asamblea en Lugo el viernes por la noche. OSCAR CELA

Consideran que es un trámite que solo deberían pasar los animales de ferias y de subastas

26 nov 2023 . Actualizado a las 10:39 h.

La preocupación que la lengua azul causa en la ganadería vacuna de Galicia no se limita solo a los criadores, y los tratantes también se hacen eco de la situación. El presidente de la Asociación Galega de Empresarios de Gando, Enrique Otero, este sábado que el problema suponía un contratiempo económico para las explotaciones difícil de justificar.

La obligatoriedad de la vacuna genera para un ganadero un gasto de varias decenas de euros. Al coste del desplazamiento —unos 15 euros, precisó— se le une el coste de cada vacuna, que es de tres euros por cabeza: así, por ejemplo, un ganadero al que se le vacunen diez becerros debe afrontar un gasto de diez euros.

Para Otero, no tiene sentido que se vacunen los animales antes de ir al matadero si, como recordó, no está probado que la lengua azul cause problemas para el consumo. Estaría justificado, en cambio, exigir la vacuna a reses que saliesen de una explotación a una feria ganadera o a una subasta. La solución que esperan estos profesionales depende del tiempo. Otero confía en que con el final del otoño y la llegada del invierno bajen las temperaturas y la transmisión se reduzca, aunque admitiendo que en primavera pueden reaparecer.

Exponer el problema a la Consellería do Medio Rural no entra en los planes de la asociación por una razón que aportó ayer Otero: a la Xunta se le ha comentado repetidas veces. Las complicaciones derivadas de la lengua azul motivaron, hace meses, que en una amplia zona de Galicia, el sur de Lugo y las provincias de Ourense y de Pontevedra, se estableciese el deber de la vacunación del ganado con más de tres meses de vida. En verano se estableció una nueva fase para el ganado que no estaba vacunado porque nació después de la primera campaña, porque entonces aún no tenía tres meses o porque llegó después a las explotaciones.