El camello señalado por los vecinos de la Sagrada Familia en A Coruña pide perdón: «Os doy mi palabra de que esto se acabó»

a. mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Marcos Míguez

El supuesto traficante publicó un manuscrito en las redes sociales del barrio en el que dice: «Si puedo compensar el daño, lo haré»

16 abr 2024 . Actualizado a las 08:53 h.

El trapicheo en el bajo del número 11 de la calle Sagrada Familia colmó la paciencia de un centenar de vecinos de la zona y el pasado viernes se manifestaron frente a sus ventanas. Los de dentro y los de fuera se criaron juntos. Hicieron vida en el barrio, jugaron y se hicieron mayores. Entonces llegó el problema. «Comenzaron a trapichear y en la zona ya no se puede vivir», decía uno de los que participó en la cacerolada.

La iniciativa vecinal que terminó con una concentración pacífica comenzó hace varios meses, cuando algunos residentes hablaron con los supuestos traficantes para pedirles que dejasen de vender droga, pues el barrio se estaba llenando de toxicómanos. Luego reunieron 300 firmas. Y visto que la situación, lejos de mejorar, empeoró, finalmente tomaron la decisión de manifestarse.

Este lunes, una carta manuscrita de uno de los presuntos camellos publicada en un grupo de Facebook del barrio sorprendió a todo el mundo. Así decía: «Os doy mi palabra que esto se acabó. Os comportáis como cazadores de brujas. Me equivoqué y pido perdón; y si puedo compensar el daño lo haré. Los drogatas hacemos estupideces por culpa de la puta droga. Ojalá no fuera así. Os doy mi palabra que ni una más. No sé qué más decir. Solo pedir perdón a todo el barrio. Supongo que esto no servirá de nada, pero al menos lo intenté».

La carta está escrita en primera persona y, según allegados al autor, la escribió no solo para disculparse, sino para asumir toda la culpa y exonerar al resto de la familia, tanto a sus padres como a su hermano.

Los vecinos quieren que así sea y que cumpla. «Por aquí pasan niños, ancianos también. Ya pasamos por esto en los ochenta», comentaba este lunes un residente. «Se metían a drogarse en la galerías y no estamos dispuestos a volver a soportarlo de nuevo», añadió.

Por su parte, la asociación vecinal se desmarca de la concentración por considerar que la publicidad no le hace ningún bien al barrio y afirma que trabajan con las autoridades para atajar el problema.