Vecinos de la Sagrada Familia, en A Coruña, se concentran frente a un narcopiso con petardos y cacerolas

Alberto Mahía A CORUÑA

A CORUÑA

Nueva protesta ciudadana contra los puntos de venta de droga, esta vez delante de un piso propiedad de una familia

15 abr 2024 . Actualizado a las 20:14 h.

Unas cien personas se concentraron frente al bajo del número 11 de la calle Sagrada Familia para poner el foco encima de los que ahí viven, a los que acusan de vender droga «de manera descarada» y llenar el barrio de inseguridad. La protesta la dirigen contra un matrimonio de edad avanzada y sus dos hijos, que rondan los 50. Son del barrio de toda la vida y «siempre se dedicaron a lo mismo, pero de un tiempo a esta parte la cosa se salió de madre» dice uno de los organizadores de la concentración, que lamenta que la asociación de vecinos del barrio no se haya unido a la protesta.

Los residentes en la zona decidieron hace cuatro meses que la situación no podía llegar más lejos. Cuentan que hasta se forman colas de toxicómanos frente a las ventanas de los supuestos traficantes. Algunos se drogan en el edificio y frente a una escuela. «Los niños ya no quieren pasar, tienen miedo, al igual que las personas mayores», cuenta un manifestante.

Marcos Míguez

Un grupo de vecinos habló varias veces con esa familia, exigiéndole que dejasen de traficar y o vendieran la droga lejos del barrio. «Solo conseguimos que dejasen de vender desde las ventanas que dan a la calle Sagrada Familia para hacerlo desde las que dan a Nuestra Señora, un pequeño parque donde los niños ya no juegan». Desde la asociación vecinal se dice que llevan tiempo en contacto con la Policía Local y el Ayuntamiento para denunciar no solo ese punto de venta de drogas, sino también de otros. Aseguran que están en contacto con las autoridades para aumentar la seguridad y evitar la existencia de esos narcopisos.

La protesta tuvo dos escenarios. A las ocho de la tarde se manifestaron delante de las ventanas que dan a la plaza de Nuestra Señora. Ahí comenzaron los gritos, acompañados de unas cacerolas y lanzamiento de petardos. Alguien desde dentro intentó asomarse. Rápido se ocultó. Solo le dio tiempo a ver cómo muchos de los que compartieron juegos con ellos cuando eran pequeños ahora les pedían que se fueran del barrio. 

Media hora después de comenzar la cacerolada, los manifestantes se trasladaron a las ventanas del bajo que dan a la calle Sagrada Familia. Y ahí continuaron. Algunos fueron a golpear los cristales. Para que la cosa no fuera a mayores, la Policía Nacional se desplegó frente al edificio. Los manifestantes anunciaron que este sábado volverán a concentrarse. «Lo haremos hasta que dejen de vender droga», dicen.