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Desayuno de domingo con...

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Viernes, 03 de Mayo 2024, 10:48h

Tiempo de lectura: 3 min

XLSemanal. Es enfermera y trabajó como instrumentista de quirófano, hasta que un accidente de coche cambió su vida.

Cristina Martínez-Pardo. Pasé dos años con muletas y, para entretenerme, hacía chaquetas con telas de tapicería que vendía en tiendas. Me encantaba coser y pronto creé mi primera colección. Después vinieron los trajes de novia.

«Tuve un gran respeto por verme obligada a despiezar el traje que Pedro Rodríguez había diseñado para doña Teresa de Borbón-Dos Sicilias, pero no había otra opción»

XL. A esta iniciativa se sumaron luego sus hermanas y su prima Paloma Navasqüés.

C.M.P. Como lo que nos unía a todas, aunque en distinto orden, era el apellido, utilicé ese nombre para la empresa. Lo único que cambié fue la 'Q' por la 'C' de Cristina. De aquel grupo solo seguimos mi hermana Leticia y yo.

XL. Hoy la demanda es absoluta, hay años que supera los 300 trajes de novia.

C.M.P. Pero ya no quiero hacer tantos. He hecho casi 12.000. Hemos llegado a ser 35 personas; ahora somos un equipo renovado, más joven, con una media de 40 años. Y estoy muy ilusionada: voy a ser figurinista en una obra teatral que se estrena en junio, Los bandos de Verona.

XL. Leo que le divierten las novias con zapatos de colores y deportivas.

C.M.P. El zapato de color estuvo de moda hace ocho años, pero ha vuelto el zapato blanco o nude. Y se tiende a las colas más cortas o a ir sin ellas. Y, para después del vals, las novias usan alpargatas y deportivas muy divertidas: pueden acabar a hombros de sus amigos.

XL. ¡O bailando el chotis con el alcalde de Madrid! [Risas]. Confiese: ¿le costó aceptar el encargo de rehacer el famoso vestido de la novia? [Martínez-Almeida es su sobrino].

C.M.P. No, lo hice encantada. Todo traje es un reto y, en este caso, mayor: es más difícil rehacer un traje que hacerlo.

XL. El vestido en cuestión lo diseñó Pedro Rodríguez para doña Teresa de Borbón-Dos Sicilias y luego lo adaptó Eduardo Ladrón de Guevara para su hija Beatriz.

C.M.P. Era un lamé complicado. La hechura inicial le iba fenomenal a la abuela y a la madre, pero cambiaba radicalmente en la nieta, de estructura muy diferente, que además quería un vestido recto. Tuve un gran respeto por verme obligada a despiezar un traje de Rodríguez, pero no había otra opción.

XL. Tuvo críticas despiadadas, la llamaron «asesina» por destrozar el traje original.

C.M.P. Y otras cosas terribles… Tras la boda tuve una noche mala por esas críticas. Al despertar, me relajé: Teresa disfrutó mucho y estuvo feliz con el traje que quería y yo, muy satisfecha.

XL. ¿También por el chotis que bailaron?

C.M.P. [Ríe]. El alcalde, desde luego, debe mejorarlo; ya lleva muchas verbenas de San Isidro. Pero ha demostrado tener un sentido del humor bárbaro.

«Un té con un par de rebanadas de pan toast (del durito) y fruta (hoy, kiwi y pera; otras veces, sandía o melón), y hasta la hora de comer no tomo nada más».