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Alberto Aza: «La gran cualidad del Rey Felipe VI es su humanidad»

Los hombres del Rey (II)

Alberto Aza: «La gran cualidad del Rey Felipe VI es su humanidad»

20 años de la boda de Felipe y Letizia

Fotografía: Antón Goiri.

Alberto Aza fue jefe de la Casa del Rey desde 2002 a 2011. En ese tiempo fue testigo privilegiado de la boda del príncipe Felipe con doña Letizia Ortiz. Con motivo del vigésimo aniversario de aquel enlace, nos recibe en el Consejo de Estado, del que es miembro permanente.

Viernes, 26 de Abril 2024

Tiempo de lectura: 1 min

Alberto Aza llegó a la jefatura de la Casa del Rey en 2002 y permaneció nueve años, hasta 2011. En ese tiempo fue testigo privilegiado de la boda entre el príncipe Felipe y doña Letizia Ortiz, el 22 de mayo de 2004. Su carrera había estado marcada antes por otra jefatura, la del gabinete del presidente Adolfo Suárez. Se mueve hábilmente entre la política y la monarquía. Al igual que su andar de pisada acelerada. Presume de haber caminado más de 17.000 kilómetros del Camino de Santiago. Y salta a la vista por su agilidad atravesando los largos pasillos del Consejo de Estado, del que es miembro permanente desde su salida de la Zarzuela. Dicen de él que es discreto, cercano, pero a pesar de su fama de serio es 'divertido' y tiene mucho sentido del humor. En su despacho cuelga un óleo anónimo de Francisco Silvela y, por supuesto, una fotografía del Rey Felipe.

XL. Ha vivido la jefatura del gabinete de Suárez y la de la Casa Real. ¿Qué grandes diferencias notó entre las dos instituciones?

A.A. En Moncloa todo estaba germinando, por hacer. Cuando llego a Zarzuela, España es una democracia consolidada. La fotografía es muy distinta.

XL. ¿Por qué acepta ser el jefe de la Casa Real?

A.A. Fue por sorpresa y es como si te proponen jugar en Primera División. La oferta para mí tenía un atractivo profundo. La política tiene grandeza. Cuando llegué a Moncloa y tuve la primera entrevista con Suárez, me dijo que estábamos para consolidar la monarquía en la persona de don Felipe de Borbón porque Juan Carlos ya estaba consolidado. A Zarzuela yo ya llego con cierta edad, con un rey de cierta edad también, y es la oportunidad de ver la consolidación del proceso que había mamado en Moncloa.

«El que quiera verle pegas a lo que llaman 'el régimen de la Transición' no sabe de dónde venimos. No ha habido nada regalado»

XL. Todos lo recordarán por ser el jefe de la Casa Real durante la boda de los príncipes.

A.A. Fue una paliza. La Casa siempre ha tenido gente estupenda, y todo el mundo se puso a trabajar. Salió muy bien... y felices y comieron perdices.

XL. Desde que usted llegó a la Casa, en 2002, ha visto la evolución de Felipe VI.

A.A. No me sorprende nada porque lo tiene todo, personalidad, formación y carácter, para ser el rey de su tiempo, de una sociedad más sofisticada, que pregunta mucho y necesita respuestas precisas y sabias.

XL. ¿Cuál es su gran cualidad?

A.A. Su humanidad, entendida no solo como un acto emocional, sino la de una cabeza llena de ideas y perfectamente estructurada.

XL. ¿Y la Reina Letizia?

A.A. Yo creo que ese equipo de los dos funciona de miedo. Porque, para empezar, los dos son inteligentes y los dos son conscientes de cuál es su papel.

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La nueva familia. A la izquierda: don Felipe y doña Letizia durante el banquete nupcial en el Palacio Real, el 22 de mayo de 2004. A la derecha: con sus hijas, Leonor y Sofía, en la foto oficial de Navidad de 2009. | Getty Images.

XL. Pero son inteligencias diferentes.

A.A. Da lo mismo, son inteligentes; también tienen diferente formación. No importa.

XL. Usted apostó por Letizia desde el primer momento.

A.A. Aposté por ella cien por cien. Es que no había alternativa. Había que apostar por el buen criterio del príncipe y por la persona que él ha elegido. Había que poner la máquina en marcha.

XL. ¿Qué lo conquistó de ella?

A.A. La velocidad, la rapidez de pensamiento. Y el tesón en aprenderse las cosas. Se las sabe muy bien. Y se da por descontado su alta capacidad de expresión por su profesión.

XL. Cumplir veinte años de matrimonio ya es un milagro, y aún más si son los Reyes de España, con tanta exposición. ¿Cuál sería la clave de esa pareja?

A.A. Ese microanálisis de una pareja ¡no lo manejo ni en la mía! No estamos muros adentro, estamos fuera. El resultado externo del grupo familiar es el de un equipo que funciona perfectamente y que ha educado a sus hijas estupendamente. Es un trabajo muy expuesto. Las 24 horas. Se les exige una profesionalidad, una inteligencia, una honestidad, una cantidad de virtudes que lo lógico es que fueran al santoral [risas]. Además, se les exige durante toda la vida. Estar en la vitrina todo el día. Para eso están educados.

«España se puede permitir tener el patio político revuelto porque por encima hay una capa estable y segura. La monarquía actúa como un equilibrador de la vida pública»

XL. Más mérito tiene Letizia, que no nació para ser reina.

A.A. Pero todo se aprende.

XL. Hoy hay un descrédito de los políticos. ¿La monarquía despierta mayor admiración?

A.A. El cumplir todos los días con sus obligaciones y sin cometer errores irradia ejemplaridad e imprime estabilidad. Son un punto de referencia en la vida pública, y eso tiene un valor extraordinario. España se puede permitir el lujo de tener un patio revuelto en la vida política porque por lo menos hay, por encima, una capa serena, tranquila, estable y segura.

XL. ¿Qué les diría a quienes reclaman un referéndum para la monarquía?

A.A. Somos un Estado constitucional y que pidan lo que quieran; allá ellos. Yo no participo de ese principio.

XL. ¿España sin una monarquía parlamentaria sería un país peor?

A.A. Yo estoy convencido. No digo que fuera antidemocrática, pero los tiempos no están para complicaciones. La agitación que se produce en cualquier elección genera una especie de urticaria general; y al elegir la jefatura del Estado añades una más, donde los partidos políticos tienen tendencia a colocar a un determinado candidato. No pueden evitarlo. Una monarquía actúa como un equilibrador o un balancín en la vida pública.

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Máxima complicidad. La Princesa de Asturias, Leonor, asiste con el Rey Felipe VI a la ceremonia del juramento a la Constitución en su 18 cumpleaños, en el Congreso de los Diputados, el 31 de octubre de 2023. | Getty Images.

XL. Usted coincidió con la crisis del caso Nóos. ¿Cuál fue el momento más duro?

A.A. Me cogió Iñaki, pero de forma tardía; tuve que actuar por la vía 'normal', no habíamos entrado en la vía judicial en mi época. El tema más duro fue el 11M. Se trató por todos los medios de que políticamente el asunto no se disparatara. Creo que se consiguió en alguna medida, al menos en las primeras horas. Fue una conmoción y una tristeza impresionantes.

XL. ¿Es injusto que Juan Carlos I no pueda volver a España y haya cortado en parte la relación con su hijo?

A.A. No creo que haya cortado relaciones con su hijo y tampoco que no pueda volver. No tiene barrera para volver.

XL. El tiempo no le ha favorecido.

A.A. Las circunstancias fueron muy complicadas. A mí me gustaría que estuviera en España.

XL. ¿Sigue en contacto con él?

A.A. Sí.

XL. ¿Se pudo hacer 'amigo' de él?

A.A. ¡No! ¡De amigo, nada! Yo era un colaborador y le tengo mucho afecto. También le estoy muy agradecido por lo que hizo por este país. Los que vivimos la muerte de Franco no sabíamos por dónde iba a tirar este país y nunca pensé que iba a salir tan bien parado. Siempre fui mucho más pesimista. Pensé que íbamos a acabar como Grecia, con un golpe de coroneles. Me encontré con un cambio milagroso y aún vivimos de las rentas de aquel proceso. Lo que hizo Juan Carlos I pasará a la historia, nos llevó a las libertades… y nadie se acordará de los pequeños incidentes ni de si estuvo en Abu Dabi... Su actuación como jefe del Estado fue extraordinaria y el resultado lo estamos viviendo cada día. Uno puede cometer errores, pero no se puede borrar la historia.

XL. El problema son las nuevas generaciones. Se acordarán más de Corina, de Abu Dabi…

A.A. Seguramente.

XL. ¿Cuál fue el mayor error?

A.A. En el periodo último de su vida se despistó... más allá de lo conveniente, en un momento crítico de España. Ese punto de inflexión constituyó un motivo para renovar la institución y fortalecerla. Demostró a la sociedad española que, aunque el Rey tuviese un problema, la institución funciona.

«El tema más duro fue el 11M. Se trató por todos los medios de que políticamente el asunto no se disparatara»

XL. ¿Hay que poner la vista en Leonor?

A.A. Por supuesto. Ya está puesta. Ahora que hay que pensar en el sucesor de Leonor. Hay que empezar pronto.

XL. ¿Cómo ve a Leonor?

A.A. Va por un camino imponente. Su temperamento, su disciplina. Como alumna del colegio de Gales era una bomba, era muy crack. Yo presido el comité español de la Fundación de Colegios del Mundo Unido, pasó la entrevista como candidata y lo bordó. Y el procedimiento es ciego. Nadie sabe quién está detrás de un seudónimo. La han educado con mucho talento. Deberían escribir un manual [risas]. Lo han hecho fenomenal.

XL. ¿Qué es lo que más admiraba de Juan Carlos I?

A.A. Que se sabía conocedor del juego. Era muy hábil. Sabía muy bien el tablero en el que jugaba.

XL. ¿Se parece Felipe a su padre?

A.A. En el conocimiento del tablero sí. En el temperamento no. Eran otros tiempos, y en los setenta era necesario ser más próximo. Juan Carlos tenía una manera de aproximarse a la gente muy informal.

XL. ¿Esa informalidad se trasladaba a su forma de ser?

A.A. No. Era pura fachada. Había una distancia que no se podía pasar. Aunque pareciera lo contrario y que todos fuéramos primos hermanos, no. Su jovialidad no implicaba nada.

XL. Hoy hay voces que cuestionan el periodo de la Transición.

A.A. El que quiera verle pegas a lo que llaman 'el régimen de la Transición' –y que no hay llamar así, sino simplemente España constitucional con el establecimiento de una monarquía parlamentaria–, quien quiera negar que esto ha ido como un tiro es que no sabe de dónde venimos, no tiene ni idea de dónde hemos estado los demás. No ha habido nada regalado.

«Los Reyes deberían escribir un manual. Han educado con muchísimo talento. Lo han hecho fenomenal'

XL. Si me tuviera que contar una anécdota de su paso por la Casa, ¿cuál recuerda?

A.A. ¡Soy el tío más soso! [Risas]. No me acuerdo. Y ahí se funciona en diferentes pisos. Nosotros estamos en el sótano de todo el edificio. Arriba y abajo… Está muy delimitado y te recuerda que el papel es de camarlengo.

XL. ¿Ocupa demasiado espacio la crónica social a la hora de hablar de los Reyes?

A.A. Lo frívolo es más divertido que lo serio, y más en la sociedad actual. El chismorreo hace daño.

XL. ¿Usted es más monárquico ahora que antes?

A.A. Sí, yo he ido creciendo a medida que he visto que funciona mucho mejor de lo que yo me esperaba y que es mucho más útil de lo que yo me esperaba.

XL. ¿Cree que, si hubiera un Gobierno de derechas, habría más apoyo a la monarquía?

A.A. No lo creo. Y si se pasaran en el apoyo sería un error.

XL. ¿Cree que Pedro Sánchez ve útil la monarquía?

A.A. Espero que sí.

XL. ¿Hoy es más importante la monarquía que nunca?

A.A. Todos los momentos han sido importantes. Lo que no puedes es tener un fallo un día. La estabilidad es que no haya baches. La política se puede permitir errores porque los tapan con otra operación, pero la monarquía es un barco muy grande y la corrección de errores es muy lenta. No se pueden hacer maniobras o trucos.

XL. ¿Cuál ha sido un pequeño bache de los Reyes? ¿La pelea de Letizia y doña Sofía?

A.A. Yo funciono por el Estado, no por la crónica. Eso fue crónica social y yo no estaba allí. Aquí hay un buque que tiene que llevar un rumbo, no se puede desviar y tiene que navegar durante muchos años. La salud es buena. No le veo las pegas.

XL. ¿Le costó decir adiós?

A.A. No. Nueve años son muchos. Son trabajos que haces una vez en la vida. No me quita el sueño y no echo una lágrima por nada de lo anterior.