«Me detuvieron y esposaron en mi casa por criar aves como deja la ley»

a.martínez / m.Torres O PORRIÑO / LA VOZ

O PORRIÑO

Mónica Torres

El criador José Doval, al que le incautaron los pájaros en una causa por tráfico ilegal que ha sido archivada, no culpa a los empleados del zoo de Vigo de la muerte de nueve ejemplares

12 abr 2024 . Actualizado a las 02:33 h.

«Me cayeron diez años encima de golpe y tuve que estar mucho tiempo a tratamiento psicológico para dormir por la ansiedad. Me esposaron y detuvieron en mi propia casa como a un criminal por criar pájaros de compañeros como permite la ley», dice José Doval Ucha. Es el criador de O Porriño en cuya casa se requisaron el 22 de junio del 2022 48 aves exóticas, nueve de las cuales fallecieron después en Vigozoo mientras estaban incautadas. Un auto del juzgado de Instrucción Número 3 de O Porriño archiva la causa contra este criador y contra otros cuatro investigados por un presunto delito contra la fauna por supuesto tráfico de aves al considerar que era una actividad «lícita y conocida», como declaró la Directora Territorial de Comercio. Sobre el fallecimiento de las aves, Doval Ucha, sostiene que era la crónica de una muerte anunciada. «Bastante hicieron los empleados del zoo; un trabajo bien digno para no tener conocimiento sobre la materia. Yo les di las gracias personalmente varias veces», sostiene. Fueron los propios criadores lo que reclamaron la devolución de las aves por vía judicial tras las primeras muertes.

El 22 de junio del 2022 acudieron a su domicilio agentes del Seprona, de Tragsa, un abogado de oficio y una persona del juzgado que levantó acta de las actuaciones. «Cuando llegaron les dije que ya sabía que venían por los pájaros que eran de otros criadores y que yo no tenía en casa la documentación porque no era necesario pero que si me dejaban hacer una llamada ya me la traían», recuerda. Asegura que no hubo opción. «Me dijeron que no iba a llamar a nadie, me quitaron el teléfono y, a día de hoy aún no me lo han devuelto», indica. Sobre lo sucedido aquel día, insiste en que advirtió sobre el riesgo que corrían las aves, especialmente las más jóvenes, «porque se llevaron 46 ya nacidas, dos huevos que eclosionaron en el zoo y que murieron allí y otros dos que abortaron». Afirma que instó a la comisión que acudió a su casa a llevarse los medicamentos y alimentos que él estaba utilizando. «Les dije que se llevaran la medicación y la papa, pero me dijeron que en el zoo había de todo y solo fueron con unas incubadoras. Dos horas después me llamaron personas del zoo y me pidieron la medicación, la papa y el pienso y se los llevé», asegura el veterano criador. Ucha hace hincapié en que la cría de aves «es un proceso muy complejo y delicado, por eso yo lo hago para amigos y compañeros de forma altruista, porque me gusta, pero hay que tener tiempo y constancia». Pudieron influir muchos factores en la muerte de las aves, «por papas que no estaban a la temperatura idónea, alguna retención de buche o por no tener los propios pájaros la temperatura adecuada».

Los cuidados que él presta a los huevos y crías evidencian la importancia de extremar las precauciones y contar con los medios y la experiencia necesaria para este procedimiento. «Es un proceso complejo y complicado. Yo sigo criando y, a los recién nacidos le doy papa cada dos horas desde las siete de la mañana hasta la medianoche y, a partir de la semana de vida, cada tres horas, pero además, hay que estar pendiente de las heces y la medicación», explica.

José Doval afirma que la Guardia Civil registró todas las estancias de su domicilio y que no se llevó ninguna de las medio centenar de aves de su propiedad «porque comprobaron que estaba toda la documentación en regla, pero se llevaron las otras pese a que les avisé de que se iban a morir». «Me estaban acusando de contrabando de pájaros, porque estaba muy cerca de la frontera con Portugal, cuando yo solo hago esto por vocación para amigos y no cobro nada», insiste el criador. La comisión registró su propiedad «tras esposarme y detenerme». Según su relato, primero inspeccionaron la casa «levantando colchones y neveras en busca de no sé que», después pusieron patas arriba el churrasquero, luego el bajo de la casa y acabaron en la bodega, donde están las incubadoras. «De mis aves y huevos no se llevaron nada, solo las de los demás, el dinero que tenía en mi cartera y en una hucha mi mujer, que eran unos 700 euros y documentación».

Doval señala que el por el que se que archiva la causa le ha provocado «una gran tranquilidad porque, aunque siempre supe y defendí que todo lo que hago es legal, realmente aquel día quedé en shock y es solo ahora cuando puedo empezar a respirar».