«Para no perder a los trabajadores buenos de temporada en Ons monté tres restaurantes más en Cangas y Vigo»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

CANGAS

María Jesús Otero Acuña dirige la naviera Nabia, además de llevar Casa Acuña, en Ons
María Jesús Otero Acuña dirige la naviera Nabia, además de llevar Casa Acuña, en Ons Oscar Vázquez

María Jesús Otero lleva Casa Acuña, en Ons. Ahora amplió en tierra para dar servicio de cátering a los barcos y mantener una plantilla estable. Triplicó su facturación.

10 abr 2024 . Actualizado a las 14:20 h.

«Al trabajar solo en temporada tenía trabajadores muy buenos y no quería deshacerme de ellos. Así que para resolver un problema, me compliqué la vida con dos locales en Cangas y uno en Vigo», dice con humor. Quien pronuncia estas palabras es María Jesús Otero Acuña, responsable de Casa Acuña, en Ons, un restaurante que su familia fundó en 1945 y en el que cada verano hay cola para poder tomar una tapa de pulpo. Es habitual verla al pie del cañón entre las mesas y siempre rodeada de un equipo que se multiplica cuando sale el sol. No se sabe si ella es la que manda o una empleada porque tanto sirve un plato de comida, como organiza los turnos o recoge una mesa. Ese es su día a día cuando brilla el sol, pero al llegar el otoño tenía que prescindir de buena parte de su plantilla y volver a llamarlos al arrancar la temporada. Muchas veces, al otro lado del teléfono, los candidatos ya habían encontrado un trabajo de todo el año. Ella lo entiende, pero quería una solución para no perder a una plantilla que le ayuda a hacer aún más grande Casa Acuña.

No lo dudó y optó por abrir dos locales en la estación marítima de Cangas y otro, en la de Vigo. «Cada vez trabajo más las comidas a bordo y el cátering en los barcos de la naviera. Con estos negocios en los muelles puedo dar un mejor servicio», esgrime Susi Otero, como la conocen sus vecinos en Ons. Además del restaurante, dirige la naviera Nabia. Y no solo eso. También tiene una empresa de pulpo. «Cada vez hay menos pulpo de Ons, pero yo me niego a estar en la isla y vender el de Marruecos. Así que compro pulpo todo el año y lo guardo para poder vender el producto estrella», reconoce esta emprendedora, que va sumando iniciativas a su mochila empresarial.

La necesidad de mantener en plantilla a sus mejores trabajadores, el servicio de cátering a bordo y la empresa de pulpo son los tres motivos que llevaron a Susi Otero a montar un entramado hostelero, que tiene su buque insignia en la isla de Ons. «Esta plantilla que está conmigo todo el año me ayuda a formar a los que llegan en verano, cuando duplicamos el número de trabajadores», reconoce. A pesar de, como ella dice ella con ironía, «complicarse la vida», resolvió uno de los grandes quebraderos de cabeza del sector hostelero. La búsqueda de profesionales condena a los negocios que duplican su personal durante la temporada alta. 

Crecimiento económico

El último informe económico del Ardán elaborado por Zona Franca con datos empresariales del 2022 recoge que la empresa dirigida por Otero Acuña factura 1,6 millones de euros, cuando dos años antes (2020) apenas superaba el medio millón. «El único secreto es que antes teníamos un local y ahora son cuatro», explica esta empresaria, que pertenece a la última generación nacida en la isla de Ons.

En todos estos restaurantes la estrella es el pulpo. Lleva siendo así desde que su familia echó a andar el restaurante. Lo primero que se ve al entrar el restaurante de la isla es la leyenda de los Acuña, que convirtieron al cefalópodo en el rey de la mesa. «Ahora es mi turno. Soy isleña, nieta de Jesús y Rosa, hija de Palmira y Manolo. Continué con la herencia de momentos y de sabores con la misma pasión y la misma exigencia», escribe Susi en blanco sobre una pared azul. Después de una Semana Santa en la que no pudieron trabajar por el mal tiempo, esta empresaria sabe que cuando vuelva el calor, empezará un ajetreo que durará hasta que llegue septiembre. «Ya tenemos muchas reservas para mayo y junio, pero el invierno se está haciendo muy largo», concluye Susi Otero.