La puja del narcobuque Karar se frena por la paralización de la causa judicial

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

VIGO

El buque lleva 12 meses atracado en A Laxe a la espera de que se decida su futuro. El armador y la firma propietaria son de Panamá, y anteriormente tuvo bandera de Togo y la empresa titular era de los EE.UU.
El buque lleva 12 meses atracado en A Laxe a la espera de que se decida su futuro. El armador y la firma propietaria son de Panamá, y anteriormente tuvo bandera de Togo y la empresa titular era de los EE.UU. XOAN CARLOS GIL

El remolcador lleva tres años amarrado en A Laxe a la espera de subastarse

12 mar 2023 . Actualizado a las 16:15 h.

El MV Karar fue abordado a 300 millas de Lisboa y 400 de Vigo, con 3.824 kilos de cocaína, en abril del 2020. Desde entonces, sus 60 metros de eslora han permanecido atracados en el Puerto de Vigo, en el muelle reservado para el Servicio de Vigilancia Aduanera, en A Laxe. El barco, antes de ser interceptado con un porte de cocaína valorado en unos 126 millones de euros, ya presentaba un aspecto deteriorado, que tras tres años parado ha ido en aumento. Pero este remolcador aún puede ofrecer rédito, de ahí que el Servizo de Bens Decomisados de la Fundación Galega contra o Narcotráfico y el Colegio de Procuradores de A Coruña lleven tiempo haciendo gestiones para subastarlo antes de que su valor se deprecie todavía más.

Los pasos dados hasta hace poco tiempo iban por el buen camino, incluso se publicó el anuncio del remolcador en la página web oficial www.subastasprocuradores.com tras cerrar las condiciones con el Juzgado número 3 de Vigo, que instruyó la causa. Pero el procedimiento, ya en manos de la Audiencia Provincial, ha caído en una fase de paralización hasta resolverse una recusación planteada por la Fiscalía Antidroga ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG). Pero más allá de este contratiempo, es cuestión de tiempo que los trámites para sacar a subasta el MV Karar se reinicien. Y aunque ese proceso empezará de cero, ya existe un camino andado que no caerá en saco roto.

El barco ya fue tasado, con un valor de 452.000 euros, y, por ley, el valor de puja inicial y mínimo será a partir del 50 % de la tasación. La realidad, más allá del aspecto deteriorado que presenta el casco del MV Karar, es que ese casi medio millón de euros de valor sí resulta atractivos para empresas del sector. No han faltado, durante el tiempo que estuvo expuesto en la Red para subastarse, posibles compradores que lo visitaron y, hoy, están a la espera de la reactivación del proceso de subasta para formalizar una oferta de compra.

Las opciones de futuro que ofrece el MV Karar pasan destinarlo a regresar a mares y océanos para navegar durante algunos años más. Esta vía implica otra desembolso para ponerlo a punto. La segunda opción implica comprarlo para su posterior desguace y obtención de beneficios a corto plazo. «Su rentabilidad se manifiesta en el interés de los compradores que aún siguen interesados pese al momento de espera en el que estamos», explica el gerente de la Fundación Galega contra o Narcotráfico, Fernando Alonso, que pone el valor el esfuerzo del Puerto de Vigo y del Servicio de Vigilancia Aduanera tras tres años custodiando y cediendo espacio para amarrar el remolcador. 

Propietarios anteriores

Ya en el marco de la instrucción judicial, quedó clara la omisión de responsabilidades de la armadora y el propietario a las pocas semanas de abordarse el buque. Los otrora tutores legales de este remolcador, pretéritos y últimos, lucen pasaportes de países con características muy concretas: ondeaba bandera de Togo, y previamente de los Estado Unidos. Poco tiempo antes de ser abordado, todo lo relacionado con el MV Karar cambió de manos nuevamente. Tanto la nueva empresa propietaria, como el armador, se ubican en Panamá, si cabe la nación más occidentalizada y particular, por sus laxo sistema financiero, de Latinoamérica.

Los tripulantes, de Nepal y Bangladés, ingresaron en la prisión de A Lama, tras declarar ante la jueza sin la cobertura legal de sus jefes. Tal fue la sensación de indefensión que hasta recurrieron a sus respectivas embajadas en España para encontrar amparo. Mientras, el MV Karar, de no ser por el interés del Servizo de Bens Decomisados, seguiría deteriorándose, aún más, atracado en el muelle de Vigo, expuesto al mal tiempo de la ría en invierno y otoño y sin saber si volvería a navegar.