Los lunes son menos lunes cuando gana el Dépor. Más si cabe cuando ninguno de los rivales directos son quien de llevarse los tres puntos. La realidad es que Idiakez ha dado con la tecla, y como alineador lo tiene claro: el dibujo es el mismo, sea el rival que sea, lejos de Riazor y en A Coruña. También lo tiene claro como embajador del equipo en el banquillo: serio y concentrado, enfocado en su objetivo, ni el lamentable comportamiento del entrenador rival fue capaz de distraerle.
Es cierto que el equipo estuvo más dubitativo y errático de lo que nos tenía acostumbrados a lo largo del último mes, pero la determinación con la que se sobrepuso cuando recibimos el gol visitante demuestra el hambre que tiene. Se hace especial hincapié en las charlas de vestuario, en cómo gestionar esos momentos posteriores a cuando recibes un gol; se suele pedir cabeza y oxígeno, bajar temperatura y calmar las emociones para que no te jueguen una mala pasada. Sin embargo, el equipo desde que se sacó de centro con uno a uno en el marcador mejoró con creces; no dudó, fue de cara a por el triunfo.
Tres puntos, goles de quienes los suelen marcar, y ya dependemos de nosotros mismos. Salir del Nou Estadi de Tarragona líderes sería un sueño hecho realidad, pero, como dicen nuestros amigos de A balón parado, «prohibido fliparse».
A quinientos kilómetros, los lunes en Las Rozas se habla de fútbol. Cómo no, de la superioridad del Real Madrid, de Xavi y de Xabi. También se sigue hablando de las campeonas del mundo y lo difícil que ha sido y está siendo gestionar lo sucedido, desembocando en una nueva normalidad. Pero, deportivistas, también se habla y mucho del Deportivo. No escucho ejemplos del Murcia ni del Zaragoza. Escucho ejemplos sin cesar, para lo bueno y para lo malo, del club que mueve los mismos espectadores en la tercera categoría contra el Tarazona, un domingo lluvioso de febrero, que los vecinos del sur, frente al Barça, en horario de tarde, a golpe de Sábado en Primera. Tenemos un tesoro, transmitámoslo.
Una vez dijo un sabio: «Los buenos tiempos crean gente débil, las personas débiles crean tiempos malos. Los malos tiempos crean gente fuerte, la gente fuerte crea buenos tiempos». Y le viene como anillo al dedo a la historia del Dépor: saldremos más fuertes y volverán los buenos tiempos.