«Wish: el poder de los deseos», un cuento de hadas sobre la magia de los deseos

A.P. MADRID / COLPISA

PLATA O PLOMO

Disney+ estrena la película que cuenta la historia de Asha

03 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Wish: el poder de los deseos llega a Disney+ para seguir homenajeando los cien años de existencia de Disney, los estudios que han alumbrado personajes legendarios de la animación. La película recoge la esencia centenaria de la factoría al apostar por una reedición de los cuentos de hadas. El filme cuenta la historia de Asha, una joven aguerrida, oriunda del reino de Rosas, territorio que los creadores de la producción sitúan en el Mediterráneo, en un emplazamiento imaginario entre el sur de la península ibérica y el norte de África.

La muchacha, con la ayuda de una estrella y una cabra habladora llamada Valentino, se enfrenta al Rey Magnífico, un villano con todas las de la ley. «Quisimos rendir un homenaje visual a Disney, hacer un cuento de hadas, así que revisitamos Pinocho, Blancanieves y otras muchas historias y optamos por los fondos de acuarela para recrear un imaginario que todos identificamos con Disney. Aparte del tributo, la película se debía sostener por sí sola y ser absolutamente original. Hemos hecho muchos experimentos para llegar a este punto», asegura el productor Juan Pablo Reyes.

Pese a que es difícil resumir la trayectoria de la compañía, cuya iconografía ha cambiado a lo largo de las décadas en colores y estilo, los creadores vieron que existía un denominador que atravesaba el tiempo. «Lo que unía todo es que en muchísimas de estas películas existía un personaje que pedía un deseo a una estrella. A partir de ahí ya supimos a dónde llevar la película», asegura Chris Buck, director habitual de Disney y cineasta que ganó un Oscar por Frozen. Buck ha trabajado codo a codo con la tailandesa Fawn Veerasunthorn, que ha dirigido cintas emblemáticas de animación como Vaiana y Raya y el último dragón.

Aire multicultural En la película entra en escena un Magnífico, un hechicero apuesto que atesora celosamente los deseos encapsulados de sus súbditos, impacientes por ver hechos realidad sus anhelos. Pero el poderoso caballero no está dispuesto a cumplir siempre las promesas de su gente. Es ahí donde aparece Asha, que encabeza un motín contra el dueño absoluto de los destinos de la plebe. «Esta película demandaba que los personajes fueran multiculturales, porque la premisa es que el reino de Rosas es un lugar mágico donde llegan personas de todo el mundo, ya que hasta allí se desplaza todo aquel que quiere ver sus deseos cumplidos», argumenta Reyes.

Crear el personaje de la estrella dorada representó uno de los mayores desafíos. Al principio, el astro podía cambiar de forma y tenía varias voces, pero según fue evolucionando la historia, los animadores se percataron de la necesidad de conseguir algo más sencillo. «Dibujamos una bola de energía que representa la inspiración y la alegría. A la hora de diseñarlo, volvimos a los aspectos básicos de la animación, una bola que se puede estrujar y estirar, a la que añadimos una máscara alrededor de los ojos y la boca, como un homenaje a Mickey Mouse», cuenta Chris Buck.

Los personajes guardan un extraordinario parecido con los actores que prestan su voz en la versión original. Ariana DeBose, Chris Pine y Alan Tudyck son los elegidos para interpretar a la insumisa Asha, inconfundible con su peinado de trencitas africanas; el tirano Magnífico y la cabra Valentino, respectivamente.

Lo más importante en todo este proceso ha sido concebir los personajes y las canciones, compuestas por Julia Michaels y Bejamin Rice, un dúo de creadores que han dado a los temas musicales un aire clásico y a la vez novedoso. En la versión española, las canciones son interpretadas por Ana Guerra.

Al final de la película, el espectador tiene una sensación de 'déjà vu', pues son muchos los homenajes que se tributan al universo de Disney. «Hay más de cien guiños a otras películas de Disney, pero nunca chocan con la coherencia de la historia original», asevera el productor Peter del Vecho.

En la búsqueda del equilibrio entre modernidad y tradición, los productores han decidido que la película sea en Cinemascope, formato que Disney no empleaba desde que se estrenó La bella durmiente en 1959. «Esta decisión comporta un mensaje de defensa de la salas de cine. Queríamos que el filme se viera con todo su esplendor en la gran pantalla», arguye Buck.