Santiago y el Obradoiro vistieron sus mejores galas el 25 de abril de 1982

Ignacio Javier Calvo Ríos
NASO CALVO LA VOZ / SANTIAGO

SANTIAGO

CEDIDA

Se cumplen 42 años del primer e histórico ascenso del conjunto compostelano a la máxima categoría del baloncesto español

24 abr 2024 . Actualizado a las 22:03 h.

El primer ascenso del Obradoiro a la Primera División del baloncesto español fue el 25 de abril de 1982, en Mataró. El resultado de aquella final fue de 86-89, después de ir perdiendo los compostelanos por 12 puntos (33-21). Jamás un equipo de la capital gallega había logrado semejante gesta, que alcanzó su mayor esplendor cuando el equipo arribó al aeropuerto de Lavacolla para recibir a los héroes del ascenso.

La plantilla de aquel Obradoiro (curso 1981-1982) la formaban José Antonio Gil (28 puntos anotados en Mataró), Mario Iglesias (25), Javi Lomas (7), Popocho Modrego (4) y Alberto Abalde (11), quinteto titular; Ramón Balagué (14), Arturo Corts (0), Vallejo (0), Manolo Vidal (0) y Montero (0). En la dirección técnica, Pepe Casal y Julio Bernárdez. Antonio Castro era el presidente.

Aquel 1982, año del Mundial de España (fútbol), con Juan Pablo II peregrinando a Compostela, en Año Santo, fue histórico para el Obradoiro, que también sabe hacer milagros. Con el Obra, que ganó 18 partidos y perdió ocho, en una liga de catorce equipos, y con tan solo doce años de existencia, ascendieron a la máxima categoría el Inmobanco y el Baskonia.

¿Qué recuerda Pepe Casal de aquel histórico ascenso del Obradoiro a Primera División, en 1982?: «Fue algo mágico. Teníamos un equipo con gente de Galicia y conseguimos algo que era impensable. Algún año antes estuvimos cerca del milagro, pero por diferentes causas no se logró. Al principio los resultados no eran buenos porque metí una gran carga de trabajo en la pretemporada, un conjunto con muchos jugadores nuevos y que costó acoplar, al igual que adecuar los roles de cada uno a las necesidades del equipo. Pero la segunda vuelta fue espectacular y en las segundas partes nadie aguantaba nuestro ritmo defensivo. Gil, Mario Iglesias, Abalde, Lomas, fueron la clave del equipo, sin olvidar a Modrego, Balagué y el trabajo de dos veteranos de oro como Echarri y Manolo Vidal».

¿Cuál fue el momento de mayor esplendor para Julio Bernárdez en su larga trayectoria de jugador y entrenador?: «El ascenso del año 82 a Primera División. Fue de los instantes más bonitos y brillantes que viví con este deporte. Tardamos cuatro horas en bajar del aeropuerto de Lavacolla al centro de la ciudad. La carretera estaba colapsada. La pista del aeropuerto estaba inundada de aficionados. Fue un recibimiento extraordinario. Valió la pena el esfuerzo por ver la ilusión de una ciudad entera. Fue mágico. Tanto, que 42 años después todavía percibo el cariño de la gente. Es un sentimiento muy especial. Éramos como hijos de la ciudad. Así nos trataban. Los vínculos con Santiago ya fueron para siempre. Me emociono cada vez que voy a Santiago».