Los universitarios aprueban el proyecto éBici de la USC: «Venimos desde la Conchi y ni hemos sudado»

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Sandra Alonso

Los nuevos usuarios destacan la facilidad de uso y la comodidad para moverse por la ciudad con las bicicletas eléctricas

17 abr 2024 . Actualizado a las 17:32 h.

En medio del caos de coches, autobuses y taxis, dos jóvenes circulan a toda velocidad por delante del Hospital Clínico. Lo hacen sonrientes, subidos en sendas bicicletas eléctricas. Tras colarse entre un par de vehículos mal aparcados, se suben al arcén que se encuentra enfrente al aulario Novoa Santos, donde se descabalgan para dejarlas en la estación del programa piloto éBici, puesto en marcha este lunes por la Universidade de Santiago de Compostela (USC) para conectar ambos campus y diferentes espacios de la ciudad. «La verdad es que son muy cómodas. Venimos desde la Conchi y ni hemos sudado. Es la primera vez que las cogemos. Queríamos probarlas y nos ha gustado. A partir de ahora las usaremos más», reconocen los dos universitarios antes de entrar en el edificio donde se imparte formación de la rama sanitaria.

«Solo llevamos dos días, pero tenemos esperanza en que funcionará», afirma un trabajador de la USC. Ha acudido hasta el espacio contiguo al Hospital Clínico para comprobar si la estación funciona correctamente. Desde ayer, una de las bicicletas no se puede retirar y buscan la manera de remediarlo. Explica que son los fallos del directo, pero que tendrá fácil arreglo. Para este plan piloto se han instalado cuatro puntos donde se pueden recoger las bicicletas: se encuentran delante de la Facultade de Filoloxía, en pleno campus Norte; en Odontoloxía, ya dentro del casco histórico; en la biblioteca Concepción Arenal, en el campus sur, y en el aulario Novoa Santos. ¿El objetivo? Que los jóvenes, la mayoría sin coche en propiedad, puedan desplazarse por la ciudad sin mayores problemas, sobre todo en días como los de ayer, donde el sol lució esplendoroso sobre el cielo compostelano.

«Me viene bien hasta para mí, por si tengo que ir hasta el campus», reconoce uno de los trabajadores del aulario Novoa Santos, que recibe una formación exprés para conocer cómo se utiliza el servicio. Todos los miembros de la comunidad universitaria tienen acceso a las bicicletas, de ahí que investigadores, profesores y funcionarios sean potenciales usuarios del plan piloto.

Para facilitarles el trabajo, en cada estación hay un gran código QR que se debe escanear con un teléfono móvil inteligente para desbloquear el velocípedo que se quiera retirar. Cada bici lleva instalado un sensor que permite conocer el lugar en el que se encuentra, así como su uso. En total se han comprado 20, diez eléctricas y el resto convencionales. Entre las cuatro estaciones hay 40 huecos para dejarlas, pensado para que la gente siempre encuentre algún espacio. «Por ahora creemos que es mejor así, sino te podías encontrar con un problema a la hora de devolverlas», admiten desde la USC.

Al contrario que en otras ciudades, las bicicletas eléctricas no se cargan directamente tras depositarlas, por lo que son los propios trabajadores de la universidad los que se encargan de cambiar las baterías, que gozan de una larga autonomía. Con un coste inicial de unos 100.000 euros, será en unos meses que se analizará si el proyecto piloto éBici funciona realmente. Si resulta un éxito admiten que habrá que ampliarlo y mejorarlo.

El plan es el de ampliar el número de estaciones, con la intermodal en el punto de mira

Aunque estaba previsto arrancar ya en enero, el proyecto éBici se ha puesto en marcha con visos a ampliarlo en un futuro si resulta exitoso. El plan de la USC es que sus estudiantes puedan apostar por la bicicleta para moverse por la ciudad, sobre todo entre los campus. En el punto de mira de los responsables del proyecto está la estación intermodal, principal punto de llegada de los jóvenes, donde se prevé instalar una nueva estación.

Antes se analizarán los resultados de las cuatro que ya se encuentran en funcionamiento. «Nós non temos capacidade para poñer 200 bicicletas, pero podemos servir de test para que o Concello coñeza cal é a demanda real», destacó el gerente de la USC, Javier Ferreira.

El Concello puso en marcha en el 2008 un proyecto similar que acabó fracasando

El 10 de julio del 2008, siendo alcalde el socialista Xosé Sánchez Bugallo, se puso en marcha el primer servicio municipal de alquiler de bicicletas. En aquel momento se instalaron siete espacios para recogerlas, repartidos entre la antigua estación de autobuses, el multiusos do Sar, el de Santa Isabel, el parque de Ramírez, Área Central y los dos campus. Cada usuario debía pagar diez euros anuales, así como un alquiler semanal de cinco más. El plan no terminó de cuajar, motivando que se retiraran las bicicletas de circulación y se eliminaran las estaciones.