El buen tiempo contribuyó a que miles de personas participasen en la romería
28 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.La devoción por Santa Minia provocó que miles de personas de toda Galicia se acercasen ayer hasta la carballeira de Brión que lleva su nombre. La fiesta también atrajo a numerosos visitantes no devotos que optaron por disfrutar de un día especialmente soleado para comer al aire libre en alguno de los ocho puestos de pulpo instalados en el recinto.
La afluencia de personas ofrecidas a Santa Minia, que dejaron patentes sus ofrendas en cera con la parte del cuerpo para el que pedían una cura, se concentró por la mañana, antes y después de la misa solemne celebrada a escasos metros de la capilla en la que en riguroso silencio y con colas de hasta veinte minutos de espera para acercarse a la urna que guarda los restos de la santa cubiertos de cera.
El ambiente festivo fue ganando terreno al religioso a medida que pasaban las horas. Lo que no pareció aumentar en exceso fueron las ventas de los puestos, que siguen notando la crisis. Hasta el punto que Santa Minia regresó a su origen, el de una romería en la que los devotos visitaban a la santa y llevaban su comida, una práctica que vuelve a reproducirse, aunque tímidamente.