Varias calles y paradas de bus mejorarán su accesibilidad

x.r. santiago / la voz

SANTIAGO

El gobierno local estudió con Cogami actuaciones prioritarias

24 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Santiago es una ciudad en la que resta mucho por hacer en materia de accesibilidad. Las personas discapacitadas tienen auténticas dificultades para hacer vida normal en ciertos puntos de Compostela, con problemas en el propio tránsito por determinadas rúas o en la utilización del transporte público.

El gobierno local ha decidido emprender una serie de medidas para facilitar la accesibilidad en algunas zonas, y particularmente en el cruce de determinadas calles. A ese respecto ha mantenido un encuentro con los directivos de Cogami para llevar adelante esa iniciativa y varias calles están ya en el programa municipal.

Entre las rúas en las que se va intervenir están Rapa da Folla, Montero Ríos (en el punto de Carrefour), el Hórreo, la rotonda de Sar y en Xoán XXIII. La intervención de Raxoi consistirá en la ejecución de los rebajes necesarios para que puedan cruzar las personas con problemas de movilidad. «Ningunha ten rebaixe, e para cruzar, por exemplo, a Rapa da Folla ou o Hórreo no paso de Santiago de Guayaquil hai que ser verdadeiros malabaristas. Ou un acróbata para pasar por Xoán XXIII», refiere el presidente de Cogami, Anxo Queiruga, quien apuesta por la continuidad de una actuación integral en materia de accesibilidad apelando a planes existentes como los provinciales. No obstante, valora los avances que se hagan en esta área aún siendo «parcheos».

Compromiso

Recalca Queiruga que en lo que concierne a rúas adentradas en el casco histórico se puede actuar sin mayores problemas. «Intervir en Xoán XXIII é sinxelo», señala. El responsable de Cogami mantuvo encuentros con la concejala de Urbanismo, María Pardo, y con el delegado de Mobilidade, Luis García Bello. En ellas también se analizó la accesibilidad en calles reurbanizadas como la de Santiago de Chile. «Existe o compromiso de abordar esas actuacións», señala Queiruga.

El compromiso se extiende a la accesibilidad del transporte público, ya que muchas paradas reúnen problemas para el embarque de personas con dificultades para moverse «e que a miúdo teñen que quedarse en terra». El mobiliario y las condiciones de las paradas obstruyen el uso de las rampas automáticas, cuando las hay, y las manuales son un adorno, lo que obliga a disponer de un acompañante.