Reclaman una mesa de diálogo para legalizar los conciertos de Cidade Vella

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Claudia Campos y Pablo Seoane, en una actuación en A Borriquita.
Claudia Campos y Pablo Seoane, en una actuación en A Borriquita. s.a.< / span>

21 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Conciertos sí, pero dentro de unos límites. La asociación de vecinos Compostela Vella ha solicitado al gobierno local crear una mesa de diálogo que concilie todos los intereses a la hora de legalizar las actuaciones que ofrecen los trece pubs de Cidade Vella. Considera que, además de los propios locales, deberían tenerse en cuenta también otros colectivos implicados de manera indirecta, como son los vecinos o los propios artistas, para llegar a una solución a largo plazo que satisfaga a todos.

Por su parte, aseguran que les bastaría con que se fijasen unos horarios que limiten la hora a la que finalizan los conciertos y que estos se respeten. Porque, según asegura la presidenta de Compostela Vella, María S. Abelleira, «no se respetan los horarios, esa es la realidad», y «nadie se lo impide, el Concello mira para otro lado, hasta que los vecinos hacen una llamada» para denunciarlo, cuando «la Policía Local es la que debería hacer esa labor de control».

Por el momento, los establecimientos de Cidade Vella estudian una vía alternativa en colaboración con el Concello para obtener una licencia por parte de la Administración autonómica, responsable de conceder este tipo de autorizaciones. No en vano, el pasado 2 de abril la asociación decidió en junta extraordinaria retomar su programación cultural, a pesar de no contar todavía con un marco legal que ampare tanto conciertos como otro tipo de actuaciones en vivo.

Compostela Vella exige que se estudie la insonorización de los bares y, si fuera preciso, que se contemplen las excepcionalidades arquitectónicas a las que están sujetos muchos de los locales por encontrarse en la zona monumental. En todo caso, reclama que «se sigan los cauces legales y que no se mire para otro lado» en esta cuestión, al entender que, además de estar favoreciendo una competencia desleal para aquellos establecimientos con licencia de conciertos, «el ruido es una de las principales causas de la despoblación en el casco histórico».

«Está habiendo una huida silenciosa de la gente hacia las afueras por esta razón y muchos estarían dispuestos a quedarse o pagar los altos precios que se piden si no fuera por ese ruido», añade María Abelleira.