Víctor Casais, canterano que rompió la mala racha del Pontevedra CF: «Cuando marqué el gol no sabía ni como celebrarlo»

Nieves D. Amil
Nieves D. Amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

Debutó en Pasarón ante toda su familia, que vino desde Muros para apoyarlo en su primer partido en casa

14 feb 2023 . Actualizado a las 16:42 h.

Víctor Casais acaba de cumplir 20 años. A pesar de su corta edad lleva ya siete equipos a sus espaldas, pero fue el pasado sábado cuando tocó e cielo marcando el gol de la victoria del Pontevedra CF. Supo que todo ese sacrificio había valido la pena. Marcaba el 1-0 en Pasarón el día de su debut y con su familia en las gradas. Habían venido desde Muros para ver el primer partido en casa de su hijo contra la Cultural. A su padre,Víctor Manuel Casais, le podían los nervios y vivió los 90 minutos de pie caminando de un lado a otro por la grada de preferencia sur. Su madre, Socorro Leis, es una mujer a la que el fútbol nunca le gustó, pero ahora es futbolera, o mejor dicho granate, de corazón. En el minuto 55 su hijo Víctor salió en el sitio de Jon Bakero. Él y Martín Diz acompañarían a Charles en ataque. Dos canteranos con el maestro. Si el partido hubiese acabado así, Casais ya lo habría dado por histórico. Pero a diez minutos del final recibió un pase de Yelko Pino con tanta precisión, que solo tuvo que conducir el balón salvando a la defensa para dejar sentado a Salvi.

El portero de la Cultural Leonesa vio como el único gol de la tarde se lo marcaba un joven de apenas 20 años que llevaba un cuarto de hora en el campo y rompía la mala racha de dos meses del Pontevedra CF. «Cuando marqué, no supe ni como celebrarlo. Miré al linier para ver si pitaba fuera de juego y al ver que era válido, solo corrí», subraya Casais. «Es mi primer gran gol y además en un partido oficial en Pasarón el día que debuto, increíble», recalca el joven delantero. 

Era su primer partido en casa, pero el segundo con el primer equipo. Marcó en Pasarón, pero debutó con Toni Otero en Balaídos. Reconoce que es difícil de asimilar para un chaval que hasta hace un par de semanas estaba entrenando con el filial. «Jugar en Balaídos siempre impone mucho, pero tal y como estaba la situación del partido no tenía nada que ver con el de la Cultural», subraya. En el estadio del Celta no pudo marcar, pero sí tuvo la sensación de estar en «uno de los grandes» después de haber jugado en equipos de muchas categorías. Y es que Víctor, como muchos críos, empezó a dar patadas al balón con siete años en el equipo de su pueblo. En su caso sería el Muros.

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Su buen hacer lo llevó muy pronto al Bergantiños y de ahí al Conxo juvenil y al Burgos juvenil. Recién cumplida la mayoría de edad, se trasladó a la ciudad castellana para comenzar su primera etapa lejos de casa. La pandemia le truncó el despegue, pero aprendió de una experiencia en la que reconoce que echó de mucho de menos a familias y amigos. «Fuimos para allá un grupo que nos conocíamos y compartí habitación en la residencia con un amigo mío de niño», apunta Casais, que a la vuelta se incorporó al Silva. Apenas tuvo minutos y de ahí saltó al Fisterra, donde disfrutó y tuvo su mejor año deportivo hasta ahora. Tanto es así, que le abrió las puertas del Pontevedra CF.

El entrenador del primer equipo, Toni Otero, reconocía este lunes que fue un acierto la decisión de ficharlo, además de mostrar en todo momento su satisfacción con el juego del canterano. 

La oportunidad le llegó a Víctor hace apenas un par de semanas, cuando la plaga de lesiones, apendicitis y virus dejaron al primer equipo en cuadro. «El entrenador siempre nos dice que hay que trabajar en grupo, pero sin olvidar las individualidades porque en cualquier momento nos puede llegar la oportunidad», explica Casais. La suya llegó hace justo una semana cuando estaba comiendo con sus padres en su casa de Muros. «Me llamó Roberto Feáns para decirme que el miércoles me incorporaba a los entrenamientos con el primer equipo. No me lo podía creer», reconoce el futbolista, que desde el pasado 8 de febrero cambió la dinámica del filial, con el que llevaba doce goles, por los mayores. «Al acabar el partido vinieron mis compañeros a abrazarme y Charles me dio la enhorabuena. me dijo que ahora quedaba seguir trabajando, que esto era solo el principio», señala con emoción. Y es que Víctor sabe que es el principio de un camino que no sabe a dónde lo llevará, pero que está disfrutando como ese niño que con siete años comenzó a despuntar en Muros.