Un congreso extraordinario pero de trámite

EFE

ESPAÑA

El voto de los delegados se limitará a ratificar la proclamación del nuevo líder elegido previamente por todos los militantes socialistas

24 jul 2014 . Actualizado a las 21:15 h.

Por primera vez en sus 135 años el PSOE celebra un congreso federal en el que el voto de los delegados será casi un mero trámite, porque se limitará a ratificar la proclamación del nuevo líder, Pedro Sánchez, elegido previamente por todos los militantes socialistas.

Se trata del congreso federal del PSOE del 26 y el 27 de julio y que en esta ocasión tiene carácter extraordinario tras los malos resultados «sin paliativos» de las elecciones europeas del 25 de mayo pasado, que llevaron al todavía secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, a tirar la toalla.

Los delegados tendrán que bendecir el resultado de la consulta a las bases celebrada el pasado día 13, que ganó Sánchez con el 49 por ciento de los votos a los otros dos candidatos, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias.

Además, se aprobará un cambio en los estatutos del partido para que, a partir de ahora, todos los secretarios generales se elijan mediante esta fórmula de primarias entre la militancia.

Es el octavo cónclave extraordinario de los socialistas en toda su historia, aunque el segundo en democracia, tras el celebrado en 1979, cuando Felipe González renunció a su reelección en un congreso ordinario en el mes de mayo y forzó la convocatoria de uno extraordinario en septiembre.

Bajo el lema «Forjando el socialismo», el PSOE reafirmó su carácter democrático y federal, a la vez que eliminó el término «marxista» de su definición ideológica y reconoció a la única corriente interna del partido hoy por hoy, Izquierda Socialista.

Los otros seis congresos extraordinarios del PSOE se celebraron con los socialistas en el exilio durante la dictadura franquista.

Fundado clandestinamente en 1879 por un grupo de intelectuales y obreros encabezados por Pablo Iglesias en el restaurante madrileño Casa Labra, el PSOE ha celebrado 38 congresos ordinarios (los extraordinarios no se numeran), muchos de los cuales supusieron hitos en la historia de España.

Entre ellos, en el que se fundó UGT, el de la escisión de los comunistas, el de la renovación, el de Suresnes, que nombró a Felipe González, el de la retirada estratégica del líder, el de su marcha definitiva, o el que ganó, a otros tres candidatos, José Luis Rodríguez Zapatero.

Su primer congreso fue en Barcelona en 1888, en el marco de la defensa de los derechos de los trabajadores, que desembocó en la constitución de la Unión General de Trabajadores (UGT).

Ya en el siglo XX, tras el fallecimiento de Pablo Iglesias en 1925, un nuevo grupo de intelectuales pasó a dirigir el partido, entre ellos Julián Besteiro, Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto, que apoyaron el triunfo de la II República.

Durante la Guerra Civil (1936-1939) el PSOE se alineó en defensa de la república y en 1944 celebró en Toulouse (Francia) su primer congreso en el exilio, liderado por Indalecio Prieto, quien en 1951 cedió el liderazgo a Rodolfo Llopis, que ostentó el cargo hasta el siguiente congreso, en 1972.

El 25 congreso, el de la «renovación» (Toulouse, 1972), supuso la escisión del PSOE en dos sectores: el «histórico» o del exilio, encabezado por Rodolfo Llopis y, el «renovado» o del interior, dirigido por Nicolás Redondo y Felipe González.

González tuvo que esperar dos años, hasta el 26 congreso, en la localidad francesa de Suresnes, en 1974, para ser elegido secretario general.

Pese a estar todavía en la ilegalidad, los socialistas celebraron en diciembre de 1976 su primer congreso en España tras la dictadura, en este caso en Madrid, antes de que el Gobierno de Adolfo Suárez legalizara el partido unos meses después.

La renuncia de González a su reelección en el congreso de mayo de 1979 supuso la celebración de uno extraordinario en septiembre, donde el PSOE reafirmó su carácter democrático y federal, a la vez que eliminó el término «marxista» de su definición ideológica.

En el siguiente, en 1981, González fue reelegido secretario general y en octubre de 1982 se convertía en el primer presidente socialista de la democracia.

Con la salida del PSOE del Ejecutivo en 1996 comienza un nuevo proceso de renovación. El 34 congreso (1997) concluyó con la elección de Joaquín Almunia como secretario general y la celebración, en abril de 1998, de primarias para elegir al candidato a la Moncloa, que ganó Josep Borrell.

La bicefalia no duró mucho, porque Borrell renunció a ser candidato en mayo de 1998, lo que obligó finalmente a Almunia a presentarse a las elecciones generales del año 2000, que José María Aznar (PP) ganó por mayoría absoluta.

Ese mismo año, en julio, José Luis Rodríguez Zapatero logró hacerse con la secretaría general en el 35 cónclave del partido, en el que derrotó por nueve votos al favorito del «aparato», José Bono.

Además de Zapatero y Bono, aspiraban a liderar el partido Rosa Díez y Matilde Fernández.

En julio de 2004, cuatro meses después de ganar las elecciones, el PSOE celebró el 36 congreso, con el lema «El compromiso».

Los más de novecientos delegados asistentes en representación de los 460.000 afiliados al PSOE reeligieron como secretario general a José Luis Rodríguez Zapatero, que compuso una dirección paritaria con quince hombres y quince mujeres.

Cuatro años después, en 2008, el PSOE volvió a colocar a su candidato en la Moncloa, lo que permitió que el siguiente congreso, en julio de ese mismo año, transcurriera con una placidez que los socialistas no vivían desde hacía años y Zapatero fuera reelegido sin problemas.

El último congreso ordinario, el 38, se celebró en Sevilla en febrero de 2012, en unas circunstancias muy difíciles para los socialistas, tras el varapalo en las urnas de noviembre de 2011, que les dejó sólo con 110 diputados en la Cámara baja.

Alfredo Pérez Rubalcaba, que había sido el cabeza de lista en esos comicios, se enfrentó a Carme Chacón, en una cruda batalla que ganó finalmente el exvicepresidente del Gobierno por 22 votos pero que dejó dividido en dos al partido.

Tendrá que ser el nuevo líder, Pedro Sánchez, el que cierre las heridas internas.