Algunas ventajas laborales de ser TDAH

Javier Cudeiro Mazaira CATEDRÁTICO DE FISIOLOGÍA DE LA UNIVERSIDADE DE A CORUÑA. DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTIMULACIÓN CEREBRAL DE GALICIA

OPINIÓN

María Pedreda

07 abr 2024 . Actualizado a las 13:00 h.

Desde que usted se despierta por la mañana recibe un aluvión de estímulos sensoriales y una avalancha de información. Vivimos en un mundo repleto de colores, olores, formas, movimiento, sonidos, roces… que, literalmente, saturan las entradas de información al cerebro. Tenemos que lidiar con gente que nos habla, organizar tareas, gestionar los correos electrónicos y filtrar las múltiples tonterías que aparecen en las redes sociales. Nos enfrentamos al día a día.

Los expertos en teoría de la información han estimado que el cerebro humano recibe 11 millones de bits (unidades elementales) de información cada segundo. Sin embargo, nuestras mentes conscientes solo pueden manejar unos 50 bits de información por segundo. Esto solo se puede gestionar tomando atajos cognitivos que nos permiten realizar un procesamiento inconsciente o automático de muchas cosas y mediante una maravillosa capacidad del cerebro que actúa como colador del tsunami informativo: la atención. De hecho, poseemos varias redes neurales para que nuestra consciencia pueda centrarse en cada momento, y de forma bastante eficiente, en lo que nos interesa, en lo más urgente y en lo relevante. Ahora imagínese que sus redes atencionales tuvieran un cableado un tanto peculiar y que algunos neurotransmisores implicados en la atención funcionaran de forma atípica, precisamente esos que aumentan el cociente señal-ruido y permiten que sobresalga en el mensaje sobre el ruido de fondo. Imagínese que usted, persona adulta, que se tiene que enfrentar al mundo laboral tuviera TDAH y piense en lo excesivo que podría resultar el entorno sin los mecanismos atencionales habituales. No es una vida fácil.

Seamos contundentes; se han dicho muchas tonterías. El TDAH, o trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad, es una condición médica relacionada con el desarrollo del sistema nervioso, que afecta a la estructura cerebral y a la neurotransmisión, alterando la forma en que se vehiculizan los mensajes dentro del cerebro y entre diferentes áreas cerebrales. No es por tanto un invento o una pamplina. Está causado por una combinación compleja de factores genéticos y ambientales, y es un trastorno fuertemente hereditario.

Aunque el TDAH generalmente se diagnostica en la infancia, un número creciente de adultos está siendo diagnosticado por primera vez en la edad adulta, debido a una mayor comprensión y reconocimiento de esta condición.

Se caracteriza por la posible manifestación de tres síntomas principales: desatención, impulsividad e hiperactividad, que no siempre aparece. Estos síntomas pueden manifestarse de diferentes maneras en cada individuo y pueden afectar su capacidad para concentrarse, planificar, organizar y controlar las emociones.

En el mundo de hoy, donde la presión y las expectativas son moneda corriente, aquellos que lidian con el TDAH a menudo encuentran que la falta de apoyo y comprensión en el lugar de trabajo puede convertirse en un obstáculo insuperable. Sin embargo, detrás de los desafíos que enfrentan estas personas, se esconde un potencial invaluable que puede beneficiar tanto a ellos mismos como a sus empleadores, porque esta condición es mucho más que una simple etiqueta médica; es una experiencia diaria marcada por una mente inquieta y una lucha constante por mantener el enfoque en un mundo lleno de distracciones. Pero detrás de esta aparente desventaja, se encuentran una serie de cualidades únicas que las personas con TDAH aportan al trabajo.

Imagine a alguien capaz de sumergirse completamente en una tarea que le apasiona, desafiando los límites de la concentración y la creatividad. Visualice a un individuo lleno de energía inagotable, dispuesto a asumir riesgos y enfrentar desafíos con una flexibilidad asombrosa. Esta es la esencia de muchas personas con TDAH: un torrente de vitalidad y originalidad que puede revitalizar cualquier entorno laboral. Sin embargo, para desbloquear todo su potencial necesitan un entorno de trabajo que reconozca y valore sus fortalezas, un lugar donde se les brinde el apoyo y la comprensión necesarios para florecer. Pequeños cambios en la dinámica laboral, como proporcionar una estructura más flexible o permitir la expresión de ideas creativas, pueden marcar una gran diferencia en la vida de alguien con TDAH.

En cuanto al tratamiento, el TDAH es una batalla continua que no se debería librar solo con medicamentos. Si bien la medicación puede proporcionar orden y control en la vida diaria, el camino completo hacia el manejo exitoso implica un enfoque integral que incluya terapia farmacológica, psicológica, asesoramiento y educación. Les recomiendo que dediquen un momento a la lectura del delicioso manual elaborado por Anhida Coruña con el título de El camino de la Inclusión.

Brindar apoyo y comprensión a las personas con TDAH es una inversión en el potencial humano. Los estudiosos de la psiquiatría han realizado una recopilación encomiable de datos históricos sobre el TDAH. Imagine lo que han tenido en común personajes tan señeros como Cromwell, Mozart, o Lord Byron; todos ellos genios incontestables con sus incontestables «peculiaridades». Pues eso, ha acertado.