Galicia en los Paralímpicos

Carlos López
Carlos López INVENTARIO

OPINIÓN

Susana Rodríguez Gacio, una de las cinco personalidades gallegas reconocidas.
Susana Rodríguez Gacio, una de las cinco personalidades gallegas reconocidas.

05 oct 2023 . Actualizado a las 08:34 h.

A los atletas paralímpicos les faltan brazos, piernas, ojos, pero les sobra corazón. Campeones de la superación, saben que su rival no corre a su lado, sino dentro de ellos. Por eso, independientemente del puesto que alcancen al cruzar la meta, todos consiguen su medalla de oro particular. Se empiezan a conocer estos días los paratletas gallegos que acudirán a la cita de París 2024, del país de la niebla a la Ciudad de la Luz. Históricamente nuestros deportistas discapacitados han salido por el mundo, como corresponde a la idiosincrasia galaica, y retornaron con metales de todos los colores traídos de Tokio 2020, Río 2016, Londres 2012…

Tras haberse proclamado campeona de los 200 metros en el reciente Mundial de Atletismo Adaptado, Adiaratou Iglesias logró el billete directo para París. Adiaratou, nacida en Mali en 1999, sufre albinismo, un trastorno provocado por la ausencia de melanina en piel, cabello y ojos que ocasiona una casi total pérdida del sentido de la vista. En ciertas áreas de África los niños albinos son perseguidos, asesinados y mutilados en virtud de una terrible superstición que atribuye a sus manos amputadas, a sus pies cercenados, a sus huesos, el atraer la buena suerte. Adiaratou tuvo buena suerte: llegó a España y, tras una serie de vicisitudes, fue adoptada por una profesora lucense. Para Adi la muralla de Lugo no es nada comparada con los muros que la vida levantó ante ella, los cuales fue superando como si su especialidad fuesen los 3.000 metros obstáculos. En la tierra originaria de Adiaratou creen que si se entierra un mechón de pelo de un albino se convierte en hilos de oro. En su caso se convirtió en oro paralímpico. Oro blanco.

La paratriatleta viguesa Susana Rodríguez también es albina. Posee una capacidad visual del 10 %. De recuerdo de su viaje a Tokio se trajo una medalla de oro como un pequeño sol naciente. En el triatlón se multiplica por tres y resulta invencible. A lo mejor tiene tres corazones.

Los ojos de Adiaratou y Susana apenas reciben luz, pero la emiten. Emiten el brillo de la lucha diaria por sobreponerse, un brillo que en realidad es el de la llama de los Juegos: los de los atletas paralímpicos, plusmarquistas de sí mismos.