Usted elige la forma de criar a su hijo y el destino hará el resto

Jose Luis Fernández Trisac PEDIATRA. NEONATÓLOGO DEL CHUAC

OPINIÓN

María Pedreda

24 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Leí con atención la entrevista a Eva Millet en Yes, donde muestra una visión respecto a la hiperpaternidad. En ella describe la competitividad que se vive hoy en torno a la crianza de los hijos y, de forma acertada, describe la realidad. La convulsa sociedad occidental en la que nos toca vivir hace un uso interesado del lenguaje, se habla de criar con apego, de crianza responsable e incluso de madres naturales. Entiendo que, al hablar en esos términos, hacerlo de otra manera supone criar sin apego, de manera irresponsable o artificial. Cualquier persona entenderá que esto ni tiene sentido ni es una realidad.

El tipo de elección respecto a la crianza, en nuestra competitiva y expuesta sociedad, hace que se posicione a los padres como mejores o peores en función de su adhesión o no a determinadas formas de atención a sus hijos e hijas.

Durante mi carrera profesional he visto muchas situaciones que se desvían del plan previsto, y lo que empezó siendo una excursión a la playa terminó en la montaña.

El desarrollo tecnológico permite actualmente descifrar todo nuestro código genético, posibilita secuenciar todo el ADN del individuo, pero la secuencia del genoma no es el final, no es más que una larga hebra de nucleósidos. Es el inicio de una vasta fuente de información para identificar genes, comprender su regulación y expresión, y caracterizar complejas interacciones de los genes con su entorno que originan los distintos fenotipos (características físicas y conductuales de las personas). Para aumentar la complejidad, también sabemos que hay cambios de la expresión de los genes y del fenotipo por mecanismos distintos a las mutaciones (mejor llamadas variaciones), por ejemplo, mediante procesos de metilación, en definitiva, puentes demostrables entre la genética y el ambiente (la epigenética). El conocimiento actual de la comunidad científica es muy limitado en este sentido.

El párrafo precedente, quizá excesivamente técnico, es necesario para explicar que, aunque a los hijos siempre les intentaremos dar la mejor crianza y educación, los resultados no siempre son previsibles. Con relativa frecuencia veo niños criados de diferentes maneras, según las opciones que libremente eligen sus padres, en los que condicionantes genéticos o de otra naturaleza que trascienden a esa inmersión ambiental, nutricional y educativa terminan con situaciones que no son las que inicialmente se esperaban y aparecen situaciones que cristalizan, por ejemplo, en retrasos globales del desarrollo o trastornos del espectro autista independientemente del modo de crianza elegido.

Por tanto, la respuesta a si condiciona el resultado final la crianza elegida para nuestros hijos es: no de forma definitiva. Lo que hoy se considera un ideal o algo irrenunciable, en unos años puede ser desestimado, esto ha sido así a lo largo de toda la historia.

Cada persona elegirá para sus hijos lo que a su juicio entiende como la mejor forma de criarlos, pero el resultado final no depende exclusivamente de ello, siempre habrá padres que opten por llevar a sus hijos a la playa y terminen en la montaña.