Pablo Casado está a punto de arruinar otra oportunidad política de iniciar el camino para ser un líder, para demostrar el peso lógico que el Partido Popular debe tener en el Congreso. Solo tiene que decirle que sí a la reforma laboral de Yolanda Díaz. No sé quién aconseja a Casado, pero que lo cambien ya. No acierta una. Sé valiente, Pablo.
Cambia de opinión, como haces habitualmente, pero, por primera vez, con el fin de acertar para liberarnos a los españoles del sufrimiento de depender de las sumas inestables que demuestran que la coalición del PSOE con Podemos es débil. Obviamente, ese giro te haría fuerte a ti, Pablo Casado. Subrayaría tu papel de jefe de la oposición. Visualizaríamos muchos españoles que puedes tener un futuro, más allá de seguir con esos desesperados intentos de minar a Sánchez a base de insultos. Eso ya lo hizo Albert Rivera y mira cómo le fue. Rabietas de críos.
Decir que sí a la reforma laboral es de centro derecha. Es más. Si esta reforma laboral se hace con un gobierno de centro derecha, los sindicatos nunca la hubiesen firmado. El texto es sustancialmente el mismo que aprobó el Gobierno de Mariano Rajoy.
La han suscrito los empresarios con entusiasmo. Defienden su firma públicamente. El coste del despido no se toca. ¿Qué más quieres? Los cambios son tan sutiles que decirle que sí a Yolanda parece obligado. Haz algo por España, más allá de bravatas. Hasta te lo dice Europa.
Pero te contradices y con los primeros que te das de bruces es con los tuyos. Aznar y su brazo ideológico de las Faes se han alineado con los empresarios y han dicho que es un texto razonable. La madre de la reforma, que fue como sabes Fátima Báñez, ministra con Rajoy, también ha declarado que es asumible.
¿Qué parte no entiendes Pablo Casado de hacer política? Enrocarse en una negativa que no comprenden ni líderes ni diputados de tu partido es absurdo. Libera a empresarios y trabajadores del espectáculo que están dando los de siempre, Bildu, Esquerra, el BNG, el PNV…
Apoya la lógica y demuestra tu fuerza. Pon fin a esta atmósfera onírica e irrespirable de la política nacional. Termina de un plumazo, con decisión de líder que quiere un futuro, con los coqueteos y las cesiones a independentistas, a antisistema como los de la CUP, a fuerzas que vienen del terrorismo. No nos condenes a seguir presos de este frenesí de egos.
Tu sí a la reforma laboral cerraría con un solo golpe la subasta a la que parecemos abocados en España cada vez que se trata de algo importante. Debilitas más a Sánchez con tu sí que con otro millón de insultos. La mejor forma de construir en política es tener criterio.
Te alejarías al fin del rumbo errático al que te someten personajes como Teodoro García Egea. Adiós a las guerras internas. Y demostrarías que Sánchez y Yolanda te necesitan, cuando las cosas se ponen feas. No nos tengas así hasta la semana del 7 de febrero. Este país no se lo merece. Que el sí a la reforma laboral sea tu primera comunión como hombre de Estado.