Convencer siempre será mejor que imponer la vacunación

África González Fernández CATEDRÁTICA DE INMUNOLOGÍA, CINBIO, UNIVERSIDAD DE VIGO.

OPINIÓN

M.MORALEJO

Es una responsabilidad individual, que debe adoptarse voluntariamente

06 dic 2021 . Actualizado a las 17:58 h.

Durante esta pandemia, se ha demostrado la eficacia de las vacunas frente al SARS-CoV-2, y España está a la cabeza en lo que respecta a porcentaje de personas vacunadas, comparada con otros países de nuestro entorno cercano. Ante la escalada de casos, algunos Estados quieren que la vacunación sea obligatoria, mientras que los hay que optan, como España, por que sea voluntaria. ¿Debería obligarse a las personas a pincharse? 

España ha sido tradicionalmente un país donde las familias han vacunado a sus hijos en un porcentaje altísimo, cercano al 100 %. La concienciación de la gravedad de las enfermedades, la cercanía de los padres al personal sanitario de los centros de salud y hospitales, las campañas de vacunación, y la solidaridad (somos el país a la cabeza mundial en número de trasplantes), son algunos de los aspectos que influyen en esa alta tasa de vacunación de nuestro país. Y ahora con el covid ha sido igual, España está dando la talla.

Otros países que han optado por la obligatoriedad no han alcanzado los niveles de vacunación que nosotros tenemos, por lo que el mero hecho de obligar no necesariamente mejora los índices y puede volverse en su contra. La imposición suele verse con rechazo, repulsa y recelo, y conseguir exactamente el efecto inverso.

Otras medidas adoptadas incluyen restricciones a determinadas actividades, como es la necesidad de tener el pasaporte covid, no poder viajar sin una correcta pauta vacunal (EE.UU. obliga a tener dos dosis de vacuna aún habiendo pasado la infección, incluso en gente joven), no poder entrar a determinados locales de ocio, no poder trabajar en determinados empleos; o incluso medidas económicas (no deducciones en Hacienda para pagar posibles gastos sanitarios).

Vacunarse, para las personas mayores de 18 años, es una responsabilidad individual, que debe adoptarse voluntariamente. Creo que escuchar, asesorar y convencer es siempre mejor que castigar, obligar e imponer la vacunación.

Para potenciar la vacunación de los indecisos, además del pasaporte covid, que seguramente animará a algunos a pincharse, habría que intentar resolver todas sus dudas, y hacer campañas de concienciación, como a veces se realizan con los accidentes de tráfico. Es importante difundir los datos reales que hablan por sí solos, como los proporcionados por el Ministerio de Sanidad (actualización 509 del 23-11-2021) de las últimas semanas y que mi amiga la inmunóloga Carmen Cámara del hospital de la Paz de Madrid preparó en gráficos. De ellos se deduce que la mayoría de las personas hospitalizadas en uci o fallecidas por covid no estaban vacunadas.

La vacuna funciona, protege de hospitalización, gravedad y fallecimientos, sobre todo a las personas de más edad. Esto es un hecho.

Tenemos uno de los fármacos más baratos y solidarios, basado en la ciencia, que salva vidas. Y estamos ante una necesidad global.