Emprendedores, no: gladiadores

Luis García Deber
Luis García Deber EN LÍNEA

OPINIÓN

Orlando Barría

27 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Solo un 37 % de las iniciativas empresariales sobreviven a su tercer año de vida. El porcentaje baja al 20 % si nos vamos a los 5 años y al 10 % si hablamos de 10. ¿Es difícil emprender? Lo difícil es mantenerse. El emprendimiento, imprescindible como elemento dinamizador de nuestra sociedad, es una actitud que se inocula y que genera personas con iniciativa, activas, dispuestas a arriesgarse y que toman sus propias decisiones asumiendo los riegos que conllevan, sin culpar a nadie. Y no tienen que montar una empresa, pueden hacerlo trabajando para otras personas. Esas otras personas son las que activan la economía, las que generan riqueza y empleo arriesgando lo poco o mucho que tienen. Esas personas se llaman autónomos, y después, con un poco de suerte y salvando los porcentajes que cito en el inicio de este artículo, empresarios. No emprendedores; son autónomos y empresarios.

Necesitamos reforzar la promoción y el apoyo de la cultura emprendedora, lo que hacemos no es suficiente. Muchos de nuestros jóvenes, del 30 al 40% según las fuentes, aspiran a ser funcionarios y esto, comprendiendo y respetando los deseos y aspiraciones individuales, es algo que no podemos permitirnos como sociedad. ¿Es difícil emprender? Lo difícil es tomar esa decisión de forma estudiada y consciente, seas una emprendedora vocacional o un emprendedor por necesidad. Lo fácil -lo inconsciente- es dejarse llevar por el empuje precipitado de los vientos de las subvenciones y de las olas en forma de bonificaciones de cuota.

Emprender por vocación es contar con un motor que te motiva, y que se apoya en tu talento, tu ambición, tu conocimiento o tu experiencia; el motor de emprender por necesidad es la supervivencia, apoyado en la falta de oportunidades del mercado laboral. ¿Quién tiene más posibilidades de supervivencia? La respuesta, desde mi experiencia, es que la ventaja con la que parte el vocacional existe, pero es más pequeña de los que podríamos pensar. Olvidémonos de por qué emprendemos y centrémonos en cómo lo hacemos. La pasión es importante, pero es mala compañera si nubla a la razón. El que emprende, da igual vocación o necesidad, reducirá sus dificultades -nunca desaparecen- si realiza un análisis realista de la viabilidad de su proyecto, si estudia, prueba y se adapta al mercado, si procura equivocarse -porque lo hará- rápido y barato. Emprender no es fácil, pero es apasionante, transformador y muy satisfactorio.

¿Buscas el éxito? Primero define qué significa esa palabra para ti y lánzate a por ella. Con la energía de la pasión, con la guía de la razón.