Fallece Francisco Porrúa, el gallego que publicó «Cien años de soledad»

HÉCTOR J. POrto REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Nacido en Corcubión, llegó a la Patagonia con apenas un año y desarrolló su carrera en Buenos Aires, donde fundó el sello Minotauro y editó «Rayuela»

20 dic 2014 . Actualizado a las 20:20 h.

El crítico chileno Luis Harss, que trabajaba en un libro sobre el boom latinoamericano (que estableció el canon), lo puso sobre la pista. Y tras leer La hojarasca, Los funerales de la Mamá Grande y El coronel no tiene quien le escriba, Francisco Porrúa (Corcubión, 1922) se puso en contacto con Gabriel García Márquez. Entonces asesor literario del sello argentino Sudamericana, el gallego quería publicar estas obras, pero el autor le informó de que los derechos estaban en manos mexicanas: la editora Era y la Universidad Veracruzana. Gabo, que no estaba muy satisfecho con el resultado, quería reunir su obra bajo un solo sello y, para empezar, ofreció a Porrúa su quinto libro (ya estaba en la calle también La mala hora), en el que aún trabajaba: Cien años de soledad. Lo hace en una carta, datada en México el 30 de octubre de 1965: «Es una novela muy larga y muy compleja en la cual tengo fincadas mis mejores ilusiones. Según mis cálculos, los originales tendrán unas 700 cuartillas, de las cuales tengo listas 400 [...] Le aseguro que me dará una gran alegría poder cedérselo a Sudamericana».

En 1967 llegó a las librerías de la mano de Sudamericana. Porrúa, en su estilo de modestia y discreción, siempre negó cualquier mérito en la publicación, que atribuía al mero sentido común. Admitía que ya sabía de antemano que recibiría algo bueno, y que enseguida vio que era una obra extraordinaria, la mejor de García Márquez, pero también reconocía que hubiera editado otra que no alcanzara la mucha calidad de las que ya conocía.

Redujo siempre su alabado olfato a sensatez, la misma que lo había movido solo unos años antes a editar Rayuela (1963) y, antes y después, buena parte de la obra de Julio Cortázar, de quien fue un buen amigo y con el que mantuvo una intensa relación epistolar Buenos Aires-París. «Tengo ganas de tirarte el libro a la cabeza», cuentan que entusiasmado dijo a Cortázar tras leer el manuscrito de Rayuela.

Además de Sudamericana, pasó por Edhasa. Y, sobre todo, en 1954 fundó Minotauro, otro de los hitos fundamentales de la historia de la edición en español. Y es que Paco Porrúa tenía un gran interés por la literatura fantástica, piedra angular del catálogo de Minotauro, que inauguró nada menos que con las Crónicas marcianas de Ray Bradbury, que él mismo tradujo ocultándose tras el seudónimo de Francisco Abelenda y al que colocó un soberbio prólogo de Jorge Luis Borges. En Minotauro publicó a Italo Calvino, Lem, Richard Matheson, Ballard, Philip K. Dick, Ursula K. Le Guin...

Pero su trayectoria de prestigio y récords de ventas no acabó con García Márquez: en Minotauro trajo al español el ciclo de J.R.R. Tolkien de la Tierra Media. El señor de los anillos apareció a finales de 1977, poco después de regresar a España y trasladar la editorial a Barcelona, donde se estableció y vivió hasta la noche del pasado jueves, en que falleció. En el 2001 vendió Minotauro a Planeta con la intención de retirarse cómodamente, aunque regresó al oficio cuatro años después con la creación del sello Porrúa, que tuvo poca actividad.

Corcubión y Ferrol

Se sentía argentino, pero nunca olvidó sus raíces gallegas, ya que fue en Galicia donde creció como niño y adolescente y recibió su primera educación. No había cumplido los dos años cuando en 1924 llegó con su familia (siguiendo a su padre, marino mercante) a la Patagonia, donde se afincaron en la población costera de Comodoro Rivadavia, un asentamiento petrolero. Pero su madre enfermó y, con ella, volvió a Galicia (a Corcubión y a Ferrol, donde residía y trabajaba su abuelo Francisco Fernández Abelenda). Poco antes de la Guerra Civil viajaron de nuevo a la Patagonia, cuyos desiertos Paco dejó a los 18 años para estudiar en Buenos Aires (casi 1.500 kilómetros al norte) en la Facultad de Filosofía y Letras.