El cerdito en forma de hucha

MERCADOS

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31 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Ese entrañable cochinillo de barro al que nuestros pequeños ceban periódicamente con monedas también vive condenado al matadero. Un buen día, como de la nada, aparece un capricho que sentencia al animal a morir despedazado. Lo explica magistralmente Natalia Ginzburg en Las pequeñas virtudes, un ensayo autobiográfico de un valor pedagógico incalculable. Es decir, un objeto pensado para inculcar el hábito del ahorro se acaba convirtiendo en un instrumento que, más pronto que tarde, incentiva a los más pequeños a malgastar el dinero. Y esa hucha rota genera un duelo, un vacío, una frustración, porque los pequeños habían animalizado esa pieza, como una mascota convertida ahora en añicos, que rápidamente es reemplazada por otra en el perverso círculo de dotar al dinero de una importancia que no tiene, sobre todo a esas edades tan tempranas. Luego, en la adolescencia, llega el premio monetario como recompensa a las obligaciones más elementales y continúa la enseñanza de atribuir a los billetes una categoría suprema, jerárquica, de realeza, una mala lección que después la vida se irá encargando de colocar en su sitio. Porque vivimos tiempos difíciles, en los que no siempre el trabajo y el esfuerzo se ven recompensados como se merece. Y si no, que le pregunten a todos esos jóvenes menores de 30 años, con buena formación, pero que deambulan por la vida desorientados, con una mano detrás y otra delante. En sus lúcidas reflexiones, Ginzburg esboza lo que podríamos definir como una teoría de la relativización del dinero aplicable a edades tempranas, una especie de siembra generacional para evitar la codicia futura. Por eso, la escritora plantea que se le dé dinero a los niños periódicamente, con actitud de indiferencia, para que se acostumbren a gastarlo de un modo rutinario. Se trata, en definitiva, de que aprendan a no amar el dinero, «a comprender su verdadero carácter, y su impotencia para satisfacer los deseos más auténticos, que son los del espíritu».