Amortizar o no amortizar, esa es la cuestión

Ivonne Pousa / Hugo Fernández FAMILY BANKERS DE BANCO MEDIOLANUM

MERCADOS

31 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El número de hipotecas sobre viviendas firmadas en el conjunto del 2023 fue de 381.560, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Tan solo en el mes de diciembre, el número de hipotecas sobre viviendas inscritas en los registros de la propiedad fue de 24.927.

Dada la coyuntura económica actual, no es de extrañar que el importe medio de las hipotecas sobre viviendas haya disminuido un 2,0 % hasta situarse en los 140.451 euros de media. Además, el tipo de interés medio en las nuevas hipotecas sobre viviendas se situó en el 3,32 %, en consonancia con las subidas que en el último año ha sufrido el euríbor, impulsado por las subidas de tipos aprobadas por el Banco Central Europeo dentro de su política de ataque a la inflación.

Ante esta situación, también es lógico entender que se haya reducido el número de hipotecas sobre viviendas en todas las comunidades autónomas, especialmente en el caso de Galicia, donde se han firmado un 21,9 % menos de este tipo de créditos que en el ejercicio anterior.

Atendiendo a los datos del Instituto Nacional de Estadística, lo que queda claro es que la hipoteca está presente en la vida de la mayor parte de las familias españolas y gallegas, y que supone una de las decisiones financieras más importantes en la vida de la mayoría de las personas.

Efectivamente, la hipoteca ha ayudado a millones de españoles en la comprar de su vivienda, aunque sigue suponiendo un enorme peso mental en el día a día de quienes cuentan con este tipo de financiación. De hecho, amortizar parte o la totalidad de la hipoteca suele ser una cuestión recurrente que se nos plantea a los asesores financieros porque, en gran parte de los casos, las personas viven la hipoteca como una carga de la que están deseando desprenderse.

En cualquier caso, la decisión de dedicar los ahorros a amortizar la hipoteca debe ser adecuadamente meditada y analizada con el suficiente rigor para saber si es oportuno o no en cada uno de los casos.

Lo primero que debemos entender, antes de tomar cualquier decisión, es que la hipoteca supone la herramienta de financiación más barata a la que tienen acceso las familias. Ningún otro producto facilita el acceso a unos niveles de financiación que, como hemos visto anteriormente, están ahora en torno al 4 %, y eso que acaba de sufrir un proceso de subidas motivadas por las decisiones del BCE. La explicación del coste de la hipoteca está en la doble garantía que adquiere la entidad financiadora, ya que, por un lado, cuenta con la garantía personal de quien asume el producto y, por otro, dispone también del inmueble como garantía de pago.

En algunas ocasiones, nos encontramos con clientes que prefieren amortizar hipoteca y destinar a ello todos sus ahorros y, por ejemplo, meses después necesitan cambiar el coche y no les queda otro remedio que recurrir a un préstamo personal que les va a suponer unos costes de financiación mucho más elevados que los asumidos en la hipoteca. En estos casos, la recomendación lógica sería la de destinar los ahorros a la compra del vehículo y mantener la hipoteca. La diferencia en este caso puede estar en seguir pagando un 4 % de interés en el crédito hipotecario o pagar un crédito al consumo que puede suponer hasta un 10 %.

El ejemplo anterior es claro; sin embargo, en otras ocasiones, aunque el cliente no tenga previsto realizar un gasto a medio plazo, destinar el dinero ahorrado a amortizar la hipoteca puede no ser tampoco la mejor elección. En muchas ocasiones, esas reservas bien invertidas tienen un potencial que podría permitirnos aspirar a superar el nivel de ahorro que hayamos conseguido con la amortización hipotecaria. Por eso, es especialmente importante buscar un buen asesoramiento que te permita conocer cuánto te ahorrarías en el caso de amortizar hipoteca y cuánto podrías conseguir si dedicaras ese fondo a una inversión determinada. Hoy en día, existen herramientas que permiten realizar los cálculos de forma bastante acertada para tomar la decisión con las mayores garantías posibles.

Este aspecto de profesionalidad en la toma de decisiones es importante porque, en ocasiones, resolvemos realizando unos cálculos caseros que no siempre sirven como argumento racional. En este sentido, a veces se nos acercan clientes que nos comentan que están pagando un 4 % por la hipoteca y que, teniendo en cuenta que sus ahorros les darían un porcentaje similar, prefieren amortizarla. Sin embargo, en estos casos no se tiene en cuenta la capitalización compuesta, que supone que unos ahorros van a recibir un porcentaje determinado de intereses, pero que al año siguiente los intereses se calcularán sobre el ahorro que teníamos más las ganancias conseguidas el año anterior y así sucesivamente, por lo que el incremento patrimonial sería mayor.

En este punto, debemos recordar una de las tendencias más recurrentes en el mundo de las finanzas: se trata del sesgo del presente, aquella idea que nos hace buscar inconscientemente un buen resultado hoy, obviando otro mejor mañana. Llevadas por esta forma de actuar, probablemente muchas personas hayan corrido a amortizar su hipoteca ante la avalancha de noticias negativas que hablaban de la subida de tipos de interés. Sin embargo, como hemos visto y a pesar de las informaciones, el préstamo hipotecario sigue siendo el sistema de financiación más barato con el que cuentan las familias.

¿Significa esto que no se debe amortizar la hipoteca? En absoluto, simplemente quiere decir que cualquier decisión sobre nuestro dinero debe estar analizada, estudiada y responder a argumentos racionales, fuera de cualquier intoxicación emocional. Y todo, por supuesto, acompañado por el asesoramiento experto que aporta el componente de profesionalidad que siempre requieren decisiones tan importantes sobre nuestra vida financiera.