Cómo sacar jugo a los dividendos de las compañías cotizadas

Susana Pérez

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Eduardo Parra | EUROPAPRESS

Resulta aconsejable casi siempre situar el foco en empresas con pagos sostenibles, fijarse en cuál es la ratio de rentabilidad por dividendo, y diversificar con cestas de valores o a través de fondos de inversión

03 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Las principales bolsas del mundo llevan semanas viviendo en un festival de máximos históricos que puede ejercer de imán para muchos pequeños inversores. Ha sido así en otros momentos de efervescencia de los mercados bursátiles, en los que un buen número de los menos experimentados se subieron al tren a destiempo. Muchos expertos consideran que hay razones que justifican el gran optimismo actual: todo apunta a que la economía global podrá esquivar la largamente anunciada recesión y los próximos movimientos de los bancos centrales (aunque se retrasen) serán bajadas de los tipos de interés. Pero también son numerosas las voces que llaman a la prudencia, esgrimiendo que no es oro todo lo que reluce: el rally de los índices desde finales de octubre se ha apoyado en unos pocos sectores, fundamentalmente los tecnológicos relacionados con la inteligencia artificial, y la mentalidad FOMO (miedo a perderse algo) está prolongando artificialmente el festín.

Los analistas advierten, en suma, de que puede haber pequeños sustos provocados, por ejemplo, por repuntes inflacionistas que eventualmente desvíen las expectativas sobre política monetaria o incluso tropiezos más serios detonados por un contexto geopolítico muy complicado. Además siempre hay que contar con los cisnes negros, que nunca avisan.

Con estas coordenadas puede ser útil adoptar tácticas que reduzcan los riesgos del mercado de valores, como la de invertir en compañías cotizadas que repartan buenos dividendos de modo que estos puedan generar una renta periódica. ¿Cómo sacar jugo a esta estrategia?

Políticas de remuneración

El primer paso es contar con información precisa sobre la política de remuneración a los accionistas de las compañías que se tengan bajo el radar. Las empresas que reparten sus beneficios entre sus accionistas suelen ser sólidas, con calidad crediticia, estabilidad en sus ingresos y elevada generación de flujo de caja. Pero su situación puede cambiar por distintas circunstancias, con la consiguiente repercusión en los pagos.

Por ejemplo, Enagás, una de las cotizadas españolas que sobresalen por su alta rentabilidad por dividendo (más del 10 % en los últimos 12 meses) anunció el pasado día 20 de febrero un recorte de su dividendo del 43 % hasta 2026 para retener recursos y destinarlos al desarrollo de infraestructuras de hidrógeno verde. La apuesta ha sido valorada positivamente por los analistas, ya que supone una oportunidad de crecimiento a futuro para el grupo, pero ha supuesto un jarro de agua fría para los inversores, reflejándose en una fuerte caída de la cotización. En este caso, los accionistas pierden por la menor retribución vía dividendos (la reducción no afecta a los abonos con cargo a los resultados del 2023, es decir, los que se cobrarán en el 2024) y por la depreciación de los títulos.

La campaña de presentación de resultados empresariales del pasado ejercicio, que está prácticamente finalizada, ha dado más claves interesantes sobre los dividendos futuros de las cotizadas españolas. Es llamativo, por ejemplo, el caso de Endesa, que ha decidido mantener su hoja de ruta para este año en planes de dividendos, pese a la caída del 70 % de su beneficio neto durante el 2023 por la confluencia de condiciones extraordinarias (el histórico gravamen impuesto por el Gobierno a grandes energéticas y bancos, y el multimillonario laudo desfavorable que ha tenido que pagar a Catar por el suministro del gas, entre ellas). La eléctrica pagará con cargo al 2023 un euro por acción de dividendo, la retribución base anual que prevé en su plan estratégico.En el lado positivo destaca, por ejemplo, el anuncio de Repsol sobre la venta de 9.000 millones de euros en activos para distribuir dividendos récord entre sus accionistas. El nuevo plan arranca este año con un pago de 0,9 euros por acción, casi un 30 % más que los 0,7 euros que se abonaron en el 2023 con cargo al 2022. Después, para los años sucesivos, el dividendo efectivo se incrementará al menos en un 3 % anual, con lo que en el 2027 el dividendo alcanzará el euro por acción en el 2026.

Cuándo comprar

Una vez puestas en el foco las opciones que más se ajusten a las preferencias, hay que determinar en qué momento hacerse con acciones de las compañías. El repunte de la ratio rentabilidad por dividendo estimada puede ser una buena pista porque, al relacionar la cotización de las acciones y el dividendo por acción, su subida suele producirse cuando los precios bajan y, por lo tanto, se han vuelto en principio más atractivos. Es importante tener en cuenta, eso sí, si la depreciación se ha producido por una negativa evolución del negocio de la empresa que pueda poner en peligro la sostenibilidad del dividendo.

Para tener derecho a participar de los dividendos de una compañía hay que ser propietario de sus títulos 3 días antes de la fecha de pago. Por eso interesa contar con un calendario con abonos. A falta de confirmación oficial, está previsto que retribuyan a sus accionistas entre marzo y abril al menos una decena de compañías del Ibex (Acciona Energía, Aena, Banco Sabadell, Banco Santander, Bankinter, BBVA, CaixaBank, Inditex, Merlin Properties y Naturgy), así como un buen puñado de otras cotizadas españolas (Aedas Home, Ebro Foods, Mediaset, Miquel y Costas, Prim y Renta 4 Banco). Y hasta el verano, el número de posibilidades se incrementa fuertemente. De hecho, mayo y junio son meses históricamente con avalancha de dividendos en toda Europa debido a que muchas compañías aprueban sus pagos en las juntas generales de accionistas que se suelen concentrar en la primavera.

Otras alternativas existentes

En el caso de que se quiera evitar la tarea de hacer un seguimiento particular de la política de remuneración a los accionistas de cada compañía, una opción para aprovechar la estrategia de invertir por dividendos es hacerlo a través de carteras de valores seleccionados, fondos de inversión o ETF (fondos de inversión cotizados).

Los analistas de Bankinter, por ejemplo, sustituyeron en febrero a Enagás por Redeia en su Cartera Acciones Dividendo y sacaron a ACS. El resto de valores que forman parte de la cesta son Inditex, Iberdrola, Intesa Sanpaolo, Mapfre, AXA, Logista, Telefónica, Merlin Properties, CaixaBank, Enel y Lar España. La Cartera Dividendo de Renta 4, formada por 8 valores, incluye a Enagás, Iberdrola, Inmobiliaria Colonial, The Navigator Company, Repsol, Sacyr, Santander y Telefónica.

Entre los fondos de inversión de la categoría Renta Variable Europa Alto Dividendo, el Amundi Funds-European Equity Sustainable Income destaca con una rentabilidad anualizada a 3 años de en torno al 11,5 %, según datos de Finect. El segundo producto más rentable es de origen español, el Ibercaja Dividendo Global, que también supera el 11% de rendimiento en el mismo periodo. El BNP Paribas Funds Sustainable Europa Dividend rinde más del 10 %.

El universo de los ETF acerca la posibilidad de invertir replicando el comportamiento de los índices que agrupan a los «aristócratas del dividendo». Estas con compañías que se integran en el S&P 500, el índice más representativo del mercado estadounidense y referencia básica para la renta variable internacional, que han incrementado el dividendo durante un mínimo de 25 años seguidos, tienen una capitalización bursátil de al menos 3.000 millones de dólares y un volumen medio diario de negociación a partir de 5 millones de dólares. Algunos ejemplos son el ETF Proshares S&P 500 Aristocrats que imita el índice S&P Dividend Aristocrats, o el ETF Vanguard Dividend Appreciation que imita el índice Nasdaq US Dividend Achievers.