José Luis Espinosa, biólogo: «La cosecha de aceituna en Quiroga quedó este año en un 40% de lo normal»

Francisco Albo
fRANCISCO ALBO QUIROGA / LA VOZ

LUGO

Espinosa junto a uno de los olivos que cultiva en una finca particular
Espinosa junto a uno de los olivos que cultiva en una finca particular CEDIDA

Las altas temperaturas y la sequía del año pasado provocaron mucho estrés hídrico a los olivos

24 abr 2023 . Actualizado a las 19:27 h.

José Luis Espinosa Sánchez, biólogo y profesor del instituto quirogués, preside la Asociación de Amigos del Aceite de Quiroga y Gallaecia (Amiaquigal). Este mes imparte en el centro de la UNED de A Rúa de Valdeorras un curso de introducción a la olivicultura que da continuidad a otro que se desarrolló en diciembre.

—¿Por qué la UNED ha decidido organizar este tipo de cursos?

—Porque en Galicia, desgraciadamente, todavía no hay estructuras académicas que ofrezcan este tipo de formación. La olivicultura es aquí un sector incipiente y la única manera de recibir una formación técnica relacionada con él, sin salir de la comunidad, es asistir a cursos como los que organiza la UNED.

—¿En estos cursos utiliza como referentes los aceites de Quiroga?

—En las clases de análisis organolépticos utilizo muestras de aceites de tres empresas locales que lo producen de forma industrial, que son las bodegas Aceiroga, Ouro de Quiroga y Val de Quiroga. Uso también los de la marca Abril, que son un producto muy digno, aunque en lo que respecta a los valores organolépticos y a la riqueza sensorial no se puede comparar con los aceites de Quiroga.

—¿Cómo ha sido la última cosecha de aceituna en la comarca?

—En cuanto a cantidad de aceituna ha sido un año muy malo. Calculo que la cosecha quedó en torno a un 40% de la producción de un año que se puede considerar normal. Esto se ha debido a que las condiciones meteorológicas fueron muy desfavorables. Con las altas temperaturas y la sequía del año pasado, los olivos sufrieron un estrés hídrico muy acusado durante el verano y esto hizo que la producción de aceituna se redujese de una forma drástica. Quienes recurrieron al riego por goteo consiguieron limitar ese impacto, pero no fue así con los que lo hicieron demasiado tarde. La cantidad de aceituna quedó muy mermada, pero con la calidad del aceite no hubo ningún problema, porque se ha mantenido en un nivel normal.

—¿Cómo valora el proceso de recuperación y potenciación de la olivicultura en esta comarca?

—Desde la década de 1980 se ha hecho un esfuerzo de recuperación importante. En esa época se empezaron a hacer repoblaciones con variedades normales de aceituna, pero al comenzar este siglo se comenzaron a recuperar variedades locales antiguas que estaban un poco asilvestradas. Queda todavía mucho por hacer, pero hubo un avance muy considerable. Hay una anécdota que lo muestra muy bien. En 1958 se celebró en Lugo una feria industrial en la que se presentó aceite de oliva producido en Peites, en el municipio de Ribas de Sil. Una autoridad del momento, que no voy a decir quién fue pero que es fácil de imaginar, se extrañó mucho al oír el nombre de Peites y preguntó si se trataba de un aceite extraído de algún animal. Desde aquellos tiempos fueron cambiando mucho las cosas y el aceite de la comarca de Quiroga dejó de ser una especie de hijo de padre desconocido.

—¿Cuántas variedades de aceituna puede haber en este territorio?

—Pues la verdad es que no lo sé, pero pienso que debe de haber muchas, quizá doscientas o trescientas, y no estoy exagerando. Creo que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha identificado unas ocho variedades, pero sin duda hay