El Estado Islámico de Jorasán, el enemigo en casa

J. gómez peña MADRID / COLPISA

INTERNACIONAL

Bandera del Estado Islámico
Bandera del Estado Islámico ALAA AL-MARJANI / SIRIA

Los milicianos de las repúblicas soviéticas son la amenaza

25 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Poco después del atentado de Moscú, el Estado Islámico (EI) reivindicó su autoría. Es una organización enfrentada a Rusia por la política antiislamista del Kremlin en varios países de Asia y África. Funciona como una entidad paramilitar de naturaleza fundamentalista yihadista. En junio del 2014, autoproclamó el califato desde la ciudad iraquí de Mosul. Naciones Unidas lo considera un grupo terrorista.

El Estado Islámico está dividido en facciones. Una de esas ramas, el EI-K de Jorasán, reivindicó la matanza de Moscú. Esta organización, que ha atentado contra Rusia en varias ocasiones, fue fundada en el 2015 por exdirigentes talibanes afganos y paquistaníes que habían prometido lealtad a la organización. Sus miembros, que perpetran ataques especialmente brutales en Afganistán contra escuelas de niñas y hospitales, mantienen ahora una lucha a muerte contra los talibanes afganos, que se han convertido en aliados de Moscú.

«EI-K se ha centrado mucho en Rusia y Putin en los últimos dos años», asegura el experto en seguridad Colin P. Clarke en The New York Times. El grupo acusa al Kremlin de tener «las manos manchadas de sangre musulmana, por sus acciones en Afganistán, Chechenia y Siria». El Estado Islámico lleva tiempo enfrentado al Gobierno ruso. En el 2015, el vuelo 9268 de Metrojet, operado por la aerolínea rusa Kogalymavia, se desintegró sobre el norte del Sinaí. Murieron los 217 pasajeros y los siete miembros de la tripulación. En aquella ocasión, la rama Sinaí del EI asumió la responsabilidad. Era su respuesta a los ataques aéreos que ese mismo año Rusia empezó a ejecutar en Siria en apoyo al régimen de Bachar al-Assad para acabar con los grupos de resistencia islámica.

Comparten ideología

Según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), los militantes del EI-K comparten ideología y tácticas con el resto de ramas del Estado Islámico, aunque mantienen su autonomía. Pertenecen el grupo denominado Jorasán, que es una región compartida por Afganistán, Turkmenistán y Tayikistán, la exrepública soviética de la que provienen los cuatro detenidos como presuntos autores de la masacre de Moscú.

Los terroristas de esta zona de la ya desaparecida URSS, fronteriza con Afganistán, han protagonizado numerosos atentados. El más conocido de sus líderes era Gulmurod Khalimov, fallecido en el 2017, que llegó a ser ministro de Guerra del EI.

En el 2018, cuatro cicloturistas extranjeros fueron asesinados en un ataque a cien kilómetros de la capital tayika, Dusambé, reivindicado por el Estado Islámico. En el 2022, un acto de terroristas tayikos provocó cien muertos en Kermán (Irán). La política antiislamista del Gobierno de Tayikistán, una república mayoritariamente musulmana, y la pobreza, que obliga a los jóvenes a emigrar, son algunas de las causas de la radicalización. Muchos terroristas tayikos son captados por el EI en ciudades rusas, donde no se integran y se sienten oprimidos.