Trump, condenado a pagar 355 millones de dólares y vetado de los negocios en Nueva York

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

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El juez Arthur Engoron, en una imagen de archivo.
El juez Arthur Engoron, en una imagen de archivo. PETER FOLEY / POOL | EFE

El fallo del juez por el caso de fraude civil podría costarle al magnate todo el dinero que tiene disponible

16 feb 2024 . Actualizado a las 22:43 h.

Un juez de Nueva York le dio a Donald Trump un duro golpe este viernes, en su caso de fraude civil. Consideró al expresidente culpable de manipular su patrimonio, y le ordenó pagar una multa de 355 millones de dólares que podría acabar con todas sus reservas de dinero.

La decisión del juez Arthur F. Engoron pone fin a un proceso caótico que ha durado años, después de que la fiscala general de Nueva York llevase a juicio las exageraciones de riqueza del magnate. No había jurado. El poder estaba únicamente en manos de Engoron, y actuó con dureza. Trump se enfrenta, así, a un amplio abanico de penalizaciones que amenazan su imperio empresarial, mientras afronta simultáneamente cuatro procesos legales e intenta regresar a la Casa Blanca.

El magistrado no solo impuso una prohibición de tres años que impide al expresidente ocupar altos cargos en cualquier empresa neoyorquina —incluidas las suyas—, sino que aplicó el mismo castigo a sus hijos durante dos años. Cada uno de ellos deberá pagar 4 millones de dólares. Eric Trump, concretamente, es el que se verá más afectado: cumple las funciones de director ejecutivo en la Organización Trump, y el fallo pone en duda que algún miembro de la familia pueda ponerse al frente del negocio a corto plazo.

Aunque el magnate va a apelar la multa, que podría ascender a 400 millones de dólares —o incluso más, una vez se añadan los intereses—, debe reunir el dinero o conseguir una fianza en los próximos 30 días. El fallo, sin embargo, no lo dejará en quiebra, porque la mayor parte de su riqueza está inmovilizada en propiedades.

Es muy probable que, además de la multa, Trump también solicite a un tribunal de apelaciones que ponga fin a las restricciones impuestas a él y a sus hijos para dirigir la empresa, al menos mientras considera el caso.

Pero poco puede hacer el expresidente para frustrar uno de los yugos más pesados que Engoron le ha colgado al cuello: extender tres años más la presencia de una supervisora independiente que será los ojos y oídos del tribunal en la Organización Trump. Desde dentro, vigilará cualquier indicio de fraude o transacciones sospechosas.

Precisamente sobre esa supervisora, Barbara Jones, han llovido las críticas de los abogados de Trump. Señalan que su trabajo ya le ha costado a la empresa más de 2,5 millones de dólares. La decisión de ampliar su vigilancia, de hecho, va mucho más allá de una simple incomodidad para la familia Trump, que percibe su presencia como algo irritante, y hasta como un insulto.

La fiscala general, Letitia James, había buscado incansablemente una condena similar. Ella iba incluso más allá, y pedía que el magnate fuese excluido permanentemente del mundo empresarial neoyorquino. En su demanda del 2022, la que acabó desencadenando el juicio, acusaba a Trump de inflar su patrimonio neto para conseguir un trato más favorable de bancos y prestamistas. Todo un ataque a los cimientos de la personalidad pública del expresidente como empresario millonario.

Aunque los prestamistas ganaron dinero con esa estrategia del magnate, ellos fueron las supuestas víctimas del caso. James argumentó que, sin el fraude, podrían haber ganado todavía más y la multa responde a esa pérdida: casi la mitad de los 355 millones de dólares representan los intereses que ahorró Trump, y lo que resta es por sus ganancias en la venta reciente de dos propiedades.

Ya antes de que comenzase el proceso, el juez Engoron se puso del lado de la fiscala y dictaminó que el expresidente había usado sus estados financieros anuales para cometer fraude. En su fallo del viernes ratificó casi todas las demás acusaciones que James había formulado contra Trump, y llegó a encontrar al magnate responsable de conspirar con sus altos ejecutivos para eludir varias leyes estatales. Su decisión por ahora otorga a James —de ideas demócratas— una victoria que definirá su carrera.