El régimen de Argelia intensifica la represión de la sociedad civil

Ricard G. Samarachn CASABLANCA / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

El presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune.
El presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune. DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

Decenas de activistas prodemocracia, entre rejas

16 feb 2023 . Actualizado a las 15:25 h.

Las esperanzas de cambio que suscitó la caída del presidente Abdelaziz Buteflika, y el más de centenar de viernes consecutivos en los que las calles de Argel se llenaron con miles de personas pidiendo la democratización del país, cada vez quedan más lejos. Después de haber encarcelado selectivamente algunos de los líderes de aquel movimiento, conocido como hirak, para sofocarlo, en los últimos meses, el régimen ha puesto en su punto de mira las instituciones independientes de la sociedad civil que lo apoyaron, como la histórica Liga Argelina de los Derechos Humanos (LADH), fundada en 1985. 

En enero se hizo pública una sentencia judicial dictada en el mes de junio por la que se disolvía la LADH a raíz de una denuncia presentada por el Ministerio del Interior. El fallo se basa en una aplicación restrictiva de la ley de asociaciones, y además la acusa de «actividades sospechosas» como el tratar en sus publicaciones «la migración ilegal», «organizar manifestaciones» delante de los tribunales o «denunciar a las autoridades por reprimir protestas», es decir, desarrollar el trabajo normal de una organización normal de derechos humanos.

«El régimen nos ha querido castigar por haber apoyado al hirak. Y no somos los únicos. Estamos viviendo el peor retroceso en materia de libertades desde finales de los años ochenta, antes de la guerra civil», comenta el presidente de la LADH, Saïd Salhi, que se encuentra exiliado desde hace medio año en Bélgica. Este veterano activista denuncia la total falta de garantías en el proceso que ha llevado a su disolución. «Nos enteramos de la sentencia por internet, meses después. Nadie nos avisó del proceso, así que no pudimos defendernos. La razón era evitar que pudiéramos apelar, porque ahora ya ha pasado el tiempo máximo para poder presentar un recurso», añade. Actualmente, una decena de los militantes de la organización se hallan entre rejas, y muchos otros tienen prohibido salir del país. 

La disolución de la LADH llegó aproximadamente un mes después de la clausura de dos populares medios de comunicación críticos, la emisora Radio M y el diario digital Maghreb Emergent, y el arresto de su director, Ihsane al Kadi. Este periodista crítico había publicado los días anteriores artículos criticando al presidente Abdelmadjid Tebboune, y había revelado detalles sensibles sobre su relación con el Ejército. 

Tras la desaparición el año pasado del rotativo Liberté, tan solo sobreviven en Argelia como medios independientes alguna página web de información y el histórico diario Watan, aunque este atraviesa una delicadísima situación económica, y sus periodistas llevan meses sin cobrar. «La nueva Constitución establece que no se puede encarcelar a los periodistas, por tanto, Al Kadi debe ser puesto en libertad», exige Khaled Drareni, un periodista que fue encarcelado en el 2021 y ahora representa a Reporteros Sin Fronteras en Argelia. Según el ránking mundial sobre libertad de prensa de esta oenegé, Argelia ocupa el lugar 134 de 180 países, y la situación de los reporteros es descrita como «difícil». 

Según Salhi, el régimen se siente envalentonado tras el estallido de la guerra de Ucrania. «Los países europeos necesitan el gas argelino para sustituir el gas ruso, y el régimen lo aprovecha para hacerles chantaje», espeta Salhi, que asegura que los militantes de la LADH intentarán seguir recopilando las violaciones de derechos humanos aún cuando sus oficinas están selladas.