Michelle sale al rescate

Victoria toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

La primera dama de EE.UU. reemplaza a Obama en la campaña demócrata, pero comete errores en el empeño

25 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La batalla por el Senado de EE.UU. se avecina terrible en las elecciones del 4 de noviembre. Los demócratas ya dan por perdidos varios estados por lo que están centrando su esfuerzo en aquellos en los que todavía tienen posibilidades: Carolina del Norte, Iowa, Luisiana, Arkansas y Colorado. El problema es que el partido del presidente no dispone de muchas armas para esta batalla ya que el propio Obama está fuera de juego por su mala imagen.

Así que está recurriendo a aquellos personajes que sí tienen tirón. Y a la cabeza se encuentra Michelle Obama que, al contrario de su marido, sí es requerida por los candidatos, incluso por los que huyen de cualquier asociación con Obama.

La popularidad de la primera dama es enorme y ella ha demostrado sobradamente que es una mujer muy preparada y brillante. Hasta ahora. Quizá porque sus apariciones no están siendo bien preparadas o porque el nerviosismo del Partido Demócrata también la ha alcanzado a ella, el caso es que sus últimas apariciones han tenido más resonancia por sus meteduras de pata.

La última fue el jueves en Colorado, que se perfila como el lugar en el que los demócratas se lo pueden jugar todo. Hasta allí fue Michelle para apoyar al candidato de su partido, Mark Udall. La primera dama arrancó aplausos nada más llegar al escenario en Denver. Comenzó diciendo: «Como estadounidense de cinco generaciones del estado de Colorado, Mark Udall?» y siguió hablando. Pero mientras ella hablaba, la mayoría de los asistentes y todos los periodistas la miraban anonadados porque Udall, el candidato al Senado por Colorado al que todos allí conocen bien, nació en Arizona, un dato que nadie, excepto Michelle, ignoraba. El propio Udall intentó arreglarlo más tarde diciendo que su madre sí era de Colorado y que sus antepasados también, pero el daño ya estaba hecho.

No es el primer desliz. Hace dos semanas en Iowa, otro estado clave para los demócratas, Michelle Obama confundió varias veces seguidas el nombre del candidato al que había ido a apoyar. Tras las críticas, fue ella misma la que se defendió: «Aunque me pueda haber confundido con el nombre de Bruce un par de veces, de lo que estoy segura es de que conozco sus valores», dijo y añadió que «A Barack le llamo Bo», en referencia a los nombres de su marido y el perro de la familia.

La situación empieza a ser desesperada para los demócratas. El pasado domingo, en un acto en el que participó Obama en Maryland, la mayoría de los asistentes se marchó cuando llevaba hablando menos de diez minutos.