La elección de las plazas mir de medicina familiar

GALICIA

Médicos ante el Hospital Universitario A Coruña (Chuac).
Médicos ante el Hospital Universitario A Coruña (Chuac). CÉSAR QUIAN

10 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Al igual que ha ocurrido el año pasado, en la reciente elección de plazas mir, han quedado sin cubrir alrededor de 200 de las ofertadas para especializarse en Medicina Familiar y Comunitaria (MFyC). Ello se ha percibido, tanto en los medios de comunicación como en el ámbito sanitario, como un fracaso en el interés de las nuevas generaciones de médicos por nuestra especialidad, pero tal vez necesite un análisis más sosegado y reflexivo.

En primer lugar, hay que decir que cuando generaciones como la mía, hace ya varias décadas, nos presentamos a dicha oposición, el número de aspirantes casi llegaba a 20.000 siendo las plazas ofertadas alrededor de 1.000, lo que se traducía en un elevadísimo paro médico. En la actualidad, se convocan casi 9.000 plazas para menos de 12.000 participantes, con una tasa de desempleo que tiende a cero. 

La especialidad en la que más aumentó la oferta, llegando a casi 2.500 plazas, es la nuestra, en contraposición a otras como, por poner algún ejemplo, la Cirugía Oral y Maxilofacial, con 34 plazas en todo el país; la Cirugía Torácica, con 29 o la Farmacología Clínica, con un total de 22. Por otra parte, si nos comparamos con otras especialidades transversales podríamos comprobar que el día en que Medicina Interna agotó sus 413 plazas ya se habían escogido 956 de MFyC, cuando desaparecieron las 109 de Geriatría, ya se eligieran 1.381 de la nuestra y cuando se acabaron las 117 de Medicina Preventiva, ya se habían adjudicado 2.253 de MFyC.

¿Se puede decir que estas especialidades son más codiciadas que la medicina de familia? Haciendo una extrapolación, si MFyC ofertara el mismo número de plazas que cada una de las otras especialidades quedaría en el puesto duodécimo de un total de 46.

En definitiva, hace años en la elección entraban en juego tres variables: la especialidad, el lugar y las expectativas laborales. Ahora, esta última ya no se tiene en cuenta: todos van a tener trabajo (tanto si renuncian como si no). Además, es asumible pensar que las vocaciones «son las que son». El aumento progresivo de oferta de formación —debido a la gran crisis de recursos humanos existente en la atención primaria— no tiene por qué acompañarse de un incremento ad infinitum en la elección por los nuevos médicos, sino que puede saturarse.

Así, ya solo queda el factor lugar que incluye a múltiples variables como la fascinación por los grandes hospitales, la cercanía a la universidad, las buenas comunicaciones e, incluso, el atractivo turístico. Probablemente no sea realista pensar que Lugo pueda ofertar prácticamente las mismas plazas que A Coruña o Santiago de Compostela.