Santiago Brage: «La orden tiene rasgos de las sectas destructivas»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Asegura que las destructivas son las que utilizan en las técnicas de captación y adoctrinamiento métodos de persuasión que propician graves daños

20 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Santiago Brage es profesor de derecho penal en la Facultade de Dereito de la USC y en el Instituto de Criminoloxía de la misma universidad. Entre los contenidos que imparte figura la criminalidad en el ámbito de las sectas.

-¿Qué características tiene una secta?

-Hay que distinguir entre una secta y una secta destructiva, pero desde tiempos inmemoriales el término secta tiene una acepción negativa. Nuestra legislación solo prohíbe como asociación ilícita las destructivas, aquel grupo humano que utiliza en las técnicas de captación y adoctrinamiento de adeptos métodos de persuasión que propician o bien la destrucción, o graves daños de tipo físico o psíquico a los miembros.

-¿Qué características se dan en la orden de Oia?

-Presenta muchos rasgos de las sectas destructivas. Tiene una estructura teocrática, totalitaria, y existe una presión psicológica muy importante sobre los miembros de la secta. Como muchas otras, utiliza técnicas psicológicas que anulan la voluntad o el proceso de razonamiento lógico de los adeptos. Siempre son unidades aisladas, donde se suprimen las libertades individuales e incluso el derecho a la intimidad. Otra característica es que se controla toda la información que llega del exterior y cuando conviene se manipula.

-¿Cualquier persona corre el riesgo de ser captado?

-Existen ciertos perfiles. Suelen ser personas que sufren cierto nivel de angustia o insatisfacción con la vida. Muchas veces hay detrás un sistema familiar disfuncional y se les observa una personalidad muy dependiente. Lo más prototípico son los jóvenes, porque participan de esas características que les hacen proclives, por ejemplo tienen más dosis de idealismo, ingenuidad, son curiosos, quieren probar, experimentar. Todo esto unido a lo que denominamos el momento oportuno, es decir, una persona que ahora sufre el paro o problemas afectivos es más fácilmente captable. Pero es curioso que los que han conseguido escapar dicen haber ingresado por tener la oportunidad de hacer amigos y, lo que es más importante, dentro se sentían útiles y queridos, lo cual es bastante sintomático.

-¿Cómo captan?

-Por ejemplo con ventas de cursillos, prácticas de terapia de todo tipo o milagroso, el montaje de una agrupación empresarial o incluso utilizan la prostitución como técnica de captación. Muchas de estas técnicas no solo sirven para captar, sino para financiarse. Después hay que hacer sumiso al sectario con programas de modificación del pensamiento. Se modifica a veces el lenguaje, la vestimenta, y lo que es muy importante, se lleva a un debilitamiento orgánico con trabajo físico intenso, mala alimentación, falta de sueño. Se les hace vulnerables y se les suprime el derecho a la individualidad. Todo ello produce lo que los entendidos denominan el síndrome disociativo atípico, total sumisión del sectario al líder.

-¿Cuál es la mejor actitud de los familiares ante este problema?

-No suele ser enfrentarse, porque esta sumisión hace muy difícil a los familiares separarlo del grupo. Para desprogramar a un sectario, algo realmente complicado, lo primero es conseguir alejarlo del grupo. Dentro es imposible desprogramar. Es un paso muy difícil porque son mayores de edad y muchas veces los líderes de la secta, cuando el familiar retiene a esta persona, suelen presentar denuncias por detención ilegal. Después vienen otros pasos como la confrontación con ex adeptos, gente que ha salido para que les convenzan. Normalmente experimentan un sentimiento tremendo de culpabilidad y temor, se preguntan: ¿Cómo he podido caer en esto?

-¿Y el líder? ¿Hay un perfil?

-Es más claro que el de los adeptos. Suele tener gran poder de atracción y convicción, y se dice que adolecen de una personalidad paranoide explosiva. Suelen ser narcisistas, intolerantes, y no suelen sufrir la frustración al estar acostumbrados a salirse siempre con la suya. Cuando se les lleva la contraria, explotan.