Líder religioso y acaparador de bienes

Carlos Punzón
Carlos Punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

Solo los dos chalés del creador de la orden de San Miguel superan los 1,5 millones, pese a que su pensión era de 400 euros. Tres cajas fuertes vigiladas guardaban sus fondos

20 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

«El destino final de los fondos recibidos era el propio Feliciano Miguel Rosendo y él debía bendecir personalmente el dinero recibido». El interés del líder de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel por el dinero es un lugar común en los relatos de los exadeptos de la que ahora consideran sin dudarlo como «una secta destructiva». En sus recuerdos los seguidores de Miguel Rosendo sitúan tres cajas fuertes ubicadas en el bajo del chalé de Mougás (Oia), vigiladas siempre por cámaras de vídeo.

«Cobraba las pensiones de las religiosas mayores, mientras en el convento en el que vivían estas les cortan la luz por falta de pago. Los religiosos pasaban hambre, porque según el fundador carecen de ingresos suficientes para mantenerlos a todos (uno adelgazó al entrar allí unos 30-35 kg.), ya que les daban para alimentarse un puñado de pistachos», se indica en el informe que los afectados por la orden encargaron a un detective privado.

Bolsas de plástico con hasta 160.000 euros y otras cantidades menores llegaban con frecuencia a la casa, en la que el líder de la organización sacaba a relucir repetidamente sus supuestas penurias al asegurar disponer solo de una pensión de 400 euros.

Sus ingresos en nada concordaban con el patrimonio inmobiliario que manejaba. La casa madre era un notable chalé de piedra de 580 metros cuadrados con torreón ubicado en una parcela de 1.530 metros de Oia, cerca de Baiona, que fue levantado en parte, según las investigaciones, gracias a la donación de materiales de construcción de empresas del sector. Contaba con una edificación anexa con dormitorios, sala y despacho, una piscina climatizada y cubierta, una capilla, donde llegaba a dar sus bendiciones provisto de estola, y una segunda vivienda levantada con materiales de primera calidad. Las tasaciones efectuadas del complejo sitúan su valor entre 700.000 y 900.000 euros, si bien se encuentra ahora a la venta en una agencia inmobiliaria internacional por 400.000. El registro atribuye al matrimonio de Miguel Rosendo y su esposa otro lote de fincas también en Oia de 21 áreas, así como un local en un centro comercial de A Ramallosa, ahora alquilado a una herboristería, y un chalé en Collado Villalba, valorado en 700.000 euros, donde se trasladó la familia y sus principales adeptos al ser apartado de la orden por la Iglesia.

Pero la disposición inmobiliaria de Miguel Rosendo no acababa en las propiedades inscritas a su nombre. Un piso en la madrileña calle de Cea Bermúdez fue puesto a su disposición por un matrimonio que formaba parte de la orden y en el que solían instalarse los jóvenes varones, quienes tenían su ubicación estable en otro chalé de la urbanización Reajo del Roble, de Collado Mediano (Madrid). Las mujeres, en cambio, vivían hasta esta semana en otro chalé de El Escorial, en este caso adquirido en régimen de alquiler por 1.260 euros semanales. La investigación estima que las cuatro jóvenes que la orden presentaba como religiosas y que trabajan en un geriátrico del municipio madrileño de Bustarviejo perciben por su trabajo 1.700 euros al mes la responsable y 900 el resto, «abonándose los devengos salariales en una cuenta bancaria bajo el control de la propia orden».

Un tema local

La Voz de Galicia habló ayer con una de las pseudoreligiosas de la orden adscritas al centro de ancianos, la exactriz y exmodelo Olalla Oliveros, que únicamente constató su permanencia en el trabajo, declinando cualquier otra valoración, como también rechazó hablar otro adepto instalado en un inmueble de una localidad de Madrid.

El obispado de Tui-Vigo siguió ayer sin adelantar acción alguna respecto a la continuidad de la orden que el nuncio del Vaticano instó a disolver, señalando su portavoz que «trabajamos con mucho respeto a todas las personas». Los obispos gallegos, que hoy se reúnen en Santiago, no prevén abordar el caso del grupo de Miguel Rosendo al considerarlo «un tema local».