La primera borrasca de la temporada llega el lunes

Xavier Fonseca Blanco
xavier fonseca V TELEVISIÓN

GALICIA

02 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

En el último mes el tiempo en Galicia no ha podido estar más loco. Que se lo digan a los meteorólogos que han tenido que esforzarse al máximo para sacar adelante las previsiones. El símbolo que más han estado utilizando es el de nube, sol y lluvia. Y no para curarse en salud, sino porque es justo lo que hemos tenido. Todo comenzó a principios de septiembre. Muchos gallegos regresaban a sus puestos de trabajo pero había esperanzas de que el nuevo mes hiciese olvidar la irregularidad atmosférica de julio y agosto. Y no infundadas. Si vamos a los datos comprobamos que desde comienzos de siglo septiembre suele ser cálido y seco. Aunque empezó escaso, incluso de viento. La comunidad se quedó en tierra de nadie entre una borrasca y un anticiclón. Técnicamente esa configuración se conoce como pantano barométrico. Las consecuencias fueron nieblas y nubes bajas que llegaban desde el mar para equilibrar la temperatura con la superficie terrestre. No permitían disfrutar de cielos despejados pero sí de mercurios agradables. Después pasó algo que no vimos en todo el verano. Las Azores volvían ser protagonistas, aunque no por las altas presiones sino por las bajas. Una borrasca aislada que podría recibir todo tipo de calificativos que sean sinónimo de perseverancia, porque cuando parecía que iba a morir resucitaba, nos dejó unas condiciones de otoño pero también de verano. Temperaturas muy elevadas, sobre todo las mínimas, que rozaron los 20 grados, es decir, noches tropicales. Aunque no era un calor propio del estío, sino bochorno. El viento flojo de componente sur y la alta humedad impidieron que nuestro organismo pudiera refrigerarse con normalidad.

Desde esa posición introducía aire frío en las capas altas de la atmósfera. Ese aire más gélido en altura y el cálido en superficie generaban cumulonimbos, nubes de tormenta que descargan con gran intensidad. Tuvimos días de un calor asfixiante que solo los chaparrones podían aliviar. Sin olvidar la actividad eléctrica que en algunas jornadas superó los seis mil rayos. Así permanecimos dos semanas. Y entonces, cuando nadie lo esperaba, apareció el anticiclón de las Azores. Además con ganas de echar por la borda la mala fama que se había ganado. Se situó al norte de la Península Ibérica dejando condiciones estables y temperaturas agradables, eso sí, nunca como lo hubiese hecho en agosto. Sobre todo porque con él regresó el nordeste, que a estas alturas refresca durante las primeras y últimas horas. El episodio anticiclónico solo se vio interrumpido el pasado domingo por algunos chaparrones. Desde el lunes domina la estabilidad. Aprovechen al máximo cada rayo de sol, que viene el otoño de verdad porque varía la dinámica atmosférica. La borrasca que se formará la semana que viene toma su alimento del aire frío polar que ya va descendiendo en latitud debido a la menor radiación solar. El sistema de bajas presiones que aún está por ver cuánto se profundizará se va a situar sobre el Reino Unido y nos enviará su respectivo sistema frontal. Cambia, por tanto, el tipo de precipitación. El chubasco deja paso a la lluvia continua. Bajarán las temperaturas, con máximas que quedarán por debajo de los veinte grados y mínimas en torno a los diez. Y por supuesto regresan los vientos del suroeste, algo que sucederá ya este próximo lunes. Cuando caiga la primera gota quedará inaugurada la temporada de borrascas en Galicia.

Durante los próximos días seguirá el buen tiempo, pero ya asoma el otoño