El médico que quiero

Nona Inés Vilariño MI BITÁCORA

FERROL CIUDAD

22 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El médico que quiero es el médico de familia. Y poder acceder a él con seguridad es un derecho que debe ejercerse en las condiciones que merecen quienes tienen la misión fundamental, y de las más importantes en la Sanidad, de hacer el primer diagnóstico, que puede abreviar un proceso que si se alarga quizá tenga consecuencias graves o dramáticas para el paciente. Y para la Sanidad un despilfarro de medios y personal. Hace unos días ha finalizado el proceso en el que los mir conocían qué especialidad iban a cursar. Reconozco mi sorpresa y mi desencanto, aunque desconozco los motivos (o no quiero admitirlos porque me entristecen) por los que son muy pocos los aspirantes que eligen la opción de formarse como médicos de familia. Y no soy quien para elucubrar sobre esa situación. Pero tengo la convicción de que no existe en la Sanidad Pública una valoración justa, y no solo económica, de los médicos de familia, ni una promoción de esa figura. Hasta el punto de que la opinión pública, consciente o inconscientemente, los considera, por falta de información, los últimos de la fila, cuando conocemos a excelentes profesionales que están donde quieren estar y piden más tiempo para cada paciente y ser liberados de la burocracia, que ocupa un tiempo de oro en detrimento de la atención personal. Porque lo siento así quiero confesar que para mí ese médico, que me recibe en primera instancia, es el puerto de seguridad en el que me protejo de la tormenta y, en general, considero que la Atención Primaria es la primera barrera de protección de la salud. Y sus médicos merecen el máximo respeto y motivos para elegirla en lugar de repescas de aliño.