Corrupción

Manuel Couce DESDE LA ALAMEDA

FERROL

17 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Sitúan algunos medios de comunicación que el grueso de la corrupción fue en este país a partir del 2003, cuando Esperanza Aguirre llegó a la presidencia de la comunidad de Madrid con la ausencia en la votación de dos diputados socialistas que impidieron que Simancas accediera a la presidencia. Aquel revuelo destapó la burbuja inmobiliaria, las donaciones en la construcción y las infraestructuras llegaron a constituir el foco entre políticos y buen número de empresarios que formaron el engranaje de lo que vino después, como fue el escandaloso caso Gürtel, que valió al PP para organizar campañas electorales y mordidas individuales con enormes cantidades de dinero. 

Todo ello se fue conociendo sin que el Gobierno restaurara el orden. La iniciativa privada siguió a sus anchas sobornando a políticos a cambio de pelotazos urbanísticos, y en algunos casos sus empresas fueron premiadas como ejemplares por su bien hacer, y lo celebraban en los restaurantes de Arturo Fernández, presidente de empresarios madrileños, que se jactaba de vender cien mil cafés diarios en locales de instituciones públicas. Y así, mucho a mucho, numerosos políticos fueron camino de su tumba. Algunos exministros, presidentes de comunidad, a veces denunciados por compañeros en ese campo de minas.

Con esta situación tan pestilente hemos vivido estos últimos años los españoles y para calmar los ánimos se creaban comisiones de investigación en el Congreso, para esclarecer esos golpes al Estado, pero no valían para nada porque el partido mayoritario, el PP, controlaba la situación diciendo que era una excusa y que solo valían para perder el tiempo. Y la corrupción seguía campando a sus anchas y alguno, como el portavoz Rafael Hernando, hacía chistes groseros para desmentir lo que estaba pasando. Pero Rato, Granados, Correa, Sepúlveda, Ana Mato, Bárcenas, Acebes, Matas, Urdangarín etc, etc, habían creado una situación de corrupción irrespirable en el país. Y fue la Justicia con su trabajo callado y de fecundidad cierta quien implantó orden con unas sentencias -aunque recurribles- que hicieron tambalear a todo un Gobierno que caería a continuación por una moción de censura apoyada por toda la oposición. PD: Finalizó recogiendo palabras del presidente Pedro Sánchez: El Partido Popular no es corrupto, son los dirigentes. Muchos compartimos esa opinión.