Detenidos a las pocas horas los atracadores de un banco de Moeche

ana f. cuba MOECHE / LA VOZ

FERROL

La Guardia Civil buscaba a dos hombres que ataron con bridas a los clientes

02 oct 2014 . Actualizado a las 09:34 h.

Pocas horas después de que se cometiera el atraco de la sucursal del Banco Santander en Moeche, la Guardia Civil detuvo a los supuestos asaltantes, dos hombres de unos 40 años de edad y que son vecinos del cercano municipio de Narón. Fuentes de la Guardia Civil explicaron que perpetraron el atraco armados y disfrazados con pelucas y con ropa de obreros. La investigación se desarrolló con amplio operativo en las carreteras del entorno de Moeche. Anoche, los atracadores fueron trasladados a Narón para registrar sus domicilios, y posteriormente fueron trasladados a las dependencias de la Guardia Civil de Ferrol.

«Esto es un atraco». Los atracadores se ajustaron al guion clásico. Faltaban diez minutos para las dos de la tarde y había cuatro clientes cuando sonó el timbre y el director abrió la puerta, pese a las advertencias, que no llegó a oír, de una clienta. La primera persona que entró llevaba gafas de sol, una peluca y barba postiza. Vestía un chaleco y un mono de trabajo, igual que su compañero, que iba a cara descubierta, con un casco blanco de obra en la cabeza.

«Dijeron que no nos iba a pasar nada... y no pasó nada, gracias a Dios, pero el susto fue bueno. Lo ves en una película, pero nunca piensas que te pueda pasar a ti», relata una víctima. Los atracadores les quitaron los teléfonos móviles y los llevaron al sótano, junto al director de la oficina y a otra mujer que entró cuando ellos ya estaban en el interior. «Me dijeron 'esto es un atraco' y '¿tiene usted móvi'» Creí que era una broma, pero me aclararon que iba en serio y sacaron la pistola. Una señora se desvaneció», cuenta Laura, quien, como otros vecinos con negocios en la localidad, acuden al banco a última hora de la mañana.

Ya en el sótano, uno de los asaltantes ató con bridas a los clientes, «unos a una estantería, otros a la barra de hierro de la escalera, y a una chica la amarraron a la señora que se había desmayado, para que pudiera seguir dándole aire con un cartón». Todo mientras el otro atracador obligaba al director a abrir la caja fuerte. Mientras, el timbre continuaba sonando y seguían entrando clientes, incluido el marido de una de las mujeres que ya estaban dentro, al que mandaron entrar por miedo a que sospechara algo. Y por último, dos empleadas de un supermercado cercano, a las que no llegaron a atar porque no tenían cuerdas suficientes.

Ladrones bien educados

«¿Solo hay esto?», preguntó uno de los atracadores al descubrir el dinero de la caja fuerte, y le ordenó al responsable del banco que abriera el cajero automático. Los testimonios recabados coinciden en el «buen trato» de los ladrones, «dando las gracias y pidiendo ?por favor, acércate allí para que te pueda amarrar?», e insistiendo en que no iba a pasarles nada malo ni pretendían sacarles nada, ya que su objetivo era atracar el banco, no a sus clientes. «No pasé ningún miedo -dice Laura-, estaba más preocupada por la señora, de unos 70 años, que se mareó por culpa de los nervios».

Los asaltantes mostraron inquietud por el estado de la mujer y agilizaron sus últimos movimientos en el banco para poder avisar cuanto antes a los servicios sanitarios. La señora fue atendida en el centro de salud de Moeche, a pocos metros del banco, con una crisis de ansiedad.

Pocos minutos después huyeron en coche con el botín, que podría ascender a unos 60.000 euros. Las trabajadoras del supermercado llevaban un cúter en el bolso y en seguida liberaron a los demás de las bridas. Todos recuperaron sus teléfonos móviles, apilados en una papelera. Durante el cautiverio, alrededor de media hora, en la oficina llegaron a juntarse 12 personas, entre los clientes, el director de la oficina y los atracadores.

«Dijeron que no nos iba a pasar nada... y no pasó nada, pero el susto fue bueno»

Al menos uno de los arrestados ha sido identificado como uno de los autores del robo