El Supremo confirma la pena de 22 años al falso cura que retuvo a la familia de Luis Bárcenas

Efe

ESPAÑA

Ha confirmado la pena contra el asaltante por los delitos de allanamiento de morada, tres de secuestro, tres de amenazas, uno de tenencia ilícita de armas y tres faltas de lesiones

31 oct 2014 . Actualizado a las 14:35 h.

El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a 22 años de prisión que la Audiencia de Madrid impuso a Enrique O.G., el falso cura que el 23 de octubre de 2013 entró en el domicilio del extesorero del PP Luis Bárcenas, donde retuvo a su esposa, a un hijo del matrimonio y a la empleada doméstica.

El alto tribunal ha confirmado la pena contra el asaltante por los delitos de allanamiento de morada, tres de secuestro, tres de amenazas, uno de tenencia ilícita de armas y tres faltas de lesiones.

De esta forma, el Supremo ha rechazado el recurso de casación presentado por el condenado contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, que estableció un máximo de cumplimiento de 18 años de prisión.

En la sentencia, el Supremo establece que «no importa» que las amenazas proferidas «tuviera o no intención de cumplirlas» el falso cura, sino que bastó con que transmitiese «a los amenazados la sensación» de que iba «en serio», y que existían razones «para creer que tales pronósticos de causar males se realizarían».

La Audiencia de Madrid consideró probado que sobre 15:45 horas del 23 de octubre de 2013 el procesado llamó al telefonillo del domicilio de la familia de Luis Bárcenas en la madrileña calle del Príncipe de Vergara.

Enrique O.G. manifestó a la empleada del hogar que era sacerdote y que venía de parte del Obispado para hablar sobre la libertad de Luis Bárcenas, que ya estaba en prisión por la causa seguida contra él en la Audiencia Nacional.

Una vez en la puerta del domicilio logró que le permitieran el acceso al mismo al ir vestido como un sacerdote y tras identificarse como el padre Enrique convocó a todas las personas que había en la casa -la esposa de Luis Bárcenas, su hijo y la empleada doméstica- en el salón con la excusa de tratar el tema.

Tras unos veinte minutos de conversación, el procesado manifestó que iba a coger una pastilla para combatir la acidez de estómago y, tras decir «¡Se acabó el teatro!», sacó de su maletín un revólver y encañonó a las tres personas que estaban con él.

Seguidamente les ató las manos con bridas y les amenazó para que le entregaran todos los «pendrives» y la información relativa al proceso de Luis Bárcenas para «acabar con el Gobierno de la nación».

El acusado les dijo que si hacían caso omiso a su requerimiento les mataría y les obligó a desplazarse por la casa hasta el despacho en el que creía que podía estar toda la documentación.

Tras casi una hora en esta situación, el hijo de Luis Bárcenas logró zafarse de las bridas y se abalanzó sobre el agresor, con el que forcejeó y consiguió reducir con un cabezazo, hasta la llegada de la Policía.

El revólver que portaba el acusado, del tipo British Bulldog y del primer tercio del siglo XX, para el que carecía de licencia, estaba manipulado, pero tenía un funcionamiento completamente correcto.

Enrique O.G., que se encuentra en prisión provisional, padece un trastorno de la personalidad de rasgos paranoides, narcisistas y antisociales, por lo que en el momento de los hechos tenía parcialmente afectada, aunque no eliminada, su capacidad para saber lo que hacía.