El reto de Reganosa: mantener el equilibrio entre la actividad primaria y los proyectos verdes

Beatriz García Couce
Beatriz Couce REDACCIÓN

ECONOMÍA

La terminal de Reganosa está ubicada en Mugardos
La terminal de Reganosa está ubicada en Mugardos JOSE PARDO

La compra del 15 % del capital de la japonesa Sojitz y los cambios en la cúpula buscan impulsar las líneas de negocio lanzadas en la compañía

09 nov 2023 . Actualizado a las 08:55 h.

El momento actual en el que está inmersa Reganosa está marcado por la búsqueda del equilibrio constante de su crecimiento en dos direcciones que, a priori, podrían parecer contradictorias. Así, no solo sigue siendo una de las terminales que equilibran el sistema gasista nacional, sino que se ha hecho un hueco en el panorama internacional, al gestionar la operación de plantas en Malta, Ghana, Italia y, más recientemente, en Alemania. Pero además de mantener la esencia con la que nació, desde hace unos años se ha volcado plenamente en el desarrollo de proyectos de energía renovable. Bajo la batuta de Bruquetas, hizo gala de una estrategia colaborativa, que la llevó a liderar ambiciosas actuaciones empresariales a las que sumó a otros grupos de un tamaño mucho mayor que el de la firma mugardesa, como las españolas Repsol y Naturgy, y la portuguesa EDP. 

Reganosa aspira a mantener ese papel de garante del suministro de gas —combustible que sigue siendo el más usado para la generación de electricidad en España, si se desglosan las fuentes renovables— no solo en el territorio nacional, sino también en Europa. Tanto es así que, contra todo pronóstico y tras un conflicto soterrado que se extendió durante tres lustros, la compañía gallega alcanzó un acuerdo con el gestor del sistema, Enagás, que implicó un intercambio de activos. Reganosa le vendió su red de gasoductos —que discurrían exclusivamente por la comunidad— y adquirió el 25 % de la terminal de El Musel, en Gijón. Juntas, ambas compañías refuerzan desde el noroeste, el suministro de gas al Viejo Continente, en un momento crucial, por la guerra en Ucrania.

Además de mantener todo este negocio, la empresa presidida por Roberto Tojeiro tiene en el corto plazo un desafío mayúsculo: construir la primera planta de hidrógeno verde de Galicia, que a su vez fue el primer Proyecto Industrial Estratégico (PIE) declarado en Galicia. No obstante, sus planes para Ferrolterra son más ambiciosos, con otros proyectos renovables, al igual que en la comunidad. En conjunto, se lanza a generar energía con la química verde, la hidráulica y con el aprovechamiento de residuos.

A nivel internacional, lidera la formación de un eje empresarial para el desarrollo de una cadena de suministro de hidrógeno verde para conectar Galicia con el resto de Europa junto a las japonesa Sojitz y Mitsubishi, y Rubis Terminal, con parte de capital galo.