Pascual comienza a procesar leche en Angola para triplicar su negocio internacional

c. alba MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

La fábrica la construyó el grupo Pascual y en otoño se la vendió a Logística Alimentaria.
La fábrica la construyó el grupo Pascual y en otoño se la vendió a Logística Alimentaria. lago< / span>

La meta es facturar en Angola 22,5 millones de euros este mismo ejercicio y entre 51 y 56 el próximo

10 ago 2023 . Actualizado a las 19:43 h.

Cerca de 6.000 kilómetros y casi ocho horas de avión separan a Pascual —empresa familiar nacido en 1969 en Aranda de Duero (Burgos)— de Luanda, la capital de Angola, en la que ha puesto el foco para dar un revulsivo a su negocio internacional.

Hace más de 25 años que la compañía exporta, con presencia en 60 países. Pero los 46 millones de euros que actualmente genera la actividad exterior se han quedado cortos para impulsar la facturación total de la empresa, que en los últimos años se mantiene congelada por debajo de los 700 millones. La nueva hoja de ruta pasa ahora por dar el salto definitivo de la exportación a la producción en el lugar de destino, mediante joint ventures con socios locales de primer orden. Y los países emergentes serán el pilar de esta fórmula de crecimiento.

Pascual ya cuenta con producción local en Marruecos, Filipinas o Guatemala. Pero Angola será la columna vertebral de la estrategia para, si todo va según lo previsto, cumplir el objetivo de que el negocio internacional alcance unos 125 millones de euros en el 2025. Supone casi triplicar la cifra actual. Pascual ya genera 7,5 millones de euros solo en Angola, siendo líder en el segmento de yogures de larga vida. Su cuota es del 50 % en estos productos, básicos en una región en la que tener un refrigerador no es lo habitual.

Producir en un país sin vacas

La primera pregunta respecto a su nueva estrategia de producción es básica, pero lógica: ¿Cómo es posible desarrollar el proyecto en un país en el que apenas hay vacas? Pascual fabricará y comercializará leche UHT y leche en polvo —donde estará en liza con otras marcas presentes, como Nestlé—, en el complejo industrial más puntero del país de la mano de Refriango, empresa líder del sector de bebidas en la región. Con esta estrategia, la compañía calcula que podrá ahorrar un 50 % en costes, algo fundamental para que sus productos sean asequibles a una población que subsiste con 2 dólares al día.

Previsiones

La meta es que Angola facture 22,5 millones de euros este mismo ejercicio y entre 51 y 56 el próximo, fecha en la que ya sería su principal mercado exterior. El objetivo a medio plazo es alcanzar los 100 millones en el 2028.

Para ello, ha desplegado sus mejores perfiles en la zona, tanto en gestión como en I+D y márketing, con una notable inversión en la nueva campaña para promocionar sus nuevos productos. «La población confía en nuestra marca. Como con los yogures, sabe que en ella encuentra calidad, sabor y nutrientes», explica Tomás Meléndez, director de internacional de Pascual. «El objetivo es que el país sea capaz de autoabastecerse, sin depender tanto de las importaciones», añade.

Fortalezas

Una visita a la fábrica situada al sur de la capital permite hacerse una idea del potencial del socio para lograrlo. Refriango —también empresa familiar—, es líder en el sector de la distribución de bebidas no alcohólicas. Recientemente entraron en el mercado cervecero y ahora desarrollarán los lácteos con Pascual. Cuenta con 3 fábricas de producción en el país y más de 3.200 empleados. En total, trabajan con 50 marcas y asociaciones con firmas como la portuguesa SuperBock o el gigante Diageo.

«Aportamos el conocimiento del país, la red comercial, la estructura y Pascual la marca, la I+D, etcétera», explica Diogo Caldas, CEO de la compañía.

Un país donde comer un trozo de pizza era un lujo

La capacidad de generar calidad en la producción es evidente en el proceso. Pero desde la décima planta del Hotel Alvalade de Luanda cabe preguntarse si la región cumplirá las exigentes expectativas. Incluso en esta zona más moderna de la ciudad se puede observar la fuerte desigualdad de una población que se divide entre lujosos restaurantes, hoteles y supermercados en los que los expatriados compran a precios europeos y zonas sin infraestructuras en las que la venta ambulante es la forma de vida de aquellos a los que no llegan los ingresos petroleros (Angola está a nivel de Nigeria como exportador de crudo de África).

La guerra civil que finalizó en el 2002 (y que llegó tras la independencia de las colonias portuguesas) convirtió a Luanda en la ciudad más cara del mundo. «Comer una porción de pizza o beber una Coca Cola era prohibitivo». Y la corrupción sigue siendo uno de los grandes males.