El principio del fin de los descartes

Redacción / La Voz

ECONOMÍA

El cerco gallego tendrá que desembarcar todo lo que pesque a partir de enero.
El cerco gallego tendrá que desembarcar todo lo que pesque a partir de enero. marcos míguez< / span>

Bruselas presenta cinco planes regionales para acabar con la práctica de devolver al mar los peces para los que no hay cuota o no tienen talla comercial

21 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Ajena a todas las voces que alertan de la premura con que se pretende cambiar el actual modus operandi en materia pesquera por otra fórmula totalmente contraria, Bruselas sigue con su hoja de ruta. El próximo 1 de enero empezará a aplicar la obligación de descargar todo lo que se pesque, independientemente de su tamaño, de su valor comercial y de si el barco dispone o no de cuota para capturar esa especie.

Ayer, la Comisión adoptó cinco planes regionales en los que se establecen reglas prácticas y se recogen algunas excepciones para empezar a aplicar la que es la medida estrella de la nueva política pesquera común (PCP). Afectan al Mediterráneo, al Báltico, al mar del Norte y a las aguas europeas nororientales y sudorientales. En este último se incluyen tanto el caladero VIIIc (el del Cantábrico), como el IXa, que va desde Fisterra hasta el golfo de Vizcaya.

Pesquerías pelágicas

Las pesquerías pelágicas serán la prueba de fuego para esa prohibición de los descartes. Una especie de entrenamiento para dar el salto a las realmente complicadas, como son las pesquerías mixtas de especies demersales, en las que se empezará a aplicar la obligación de desembarque a principios del 2016.

Si todavía no ha cundido el pánico se debe, por un lado, al desconocimiento por parte de los afectados del alcance de la medida y, por otro, a la plena confianza en que, dadas las características de las especies pelágicas (sardina, jurel, xarda, anchoa, atún...), con un alto grado de supervivencia una vez liberadas del cerco o devueltas al mar, la prohibición de descartar será asumible.

A facilitar esa implantación van dirigidas una serie de exenciones que, según la Comisión, se aplicarán con carácter limitado: cuando no sea posible mejorar la selectividad de las capturas, cuando se trate de pescado con muchas posibilidades de sobrevivir si se devuelve al mar o cuando ello implique gastos desproporcionados para los pescadores.

Todo el pescado que tire por la borda bajo esas circunstancias deberá ser registrado y contabilizado, para garantizar una completa transparencia y contar con datos útiles de cara a la elaboración de consejos científicos, informó ayer Bruselas en un comunicado. Para adaptarse, los Estados miembros cuentan con el recurso al Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP), que podrá sufragar cambios en la tecnología pesquera para mejorar la selectividad, equipamiento o adaptar los puertos a la recepción de peces que antes volvían al mar.

Los ministros de Pesca de los 28 y el Parlamento Europeo disponen de dos meses para analizar los planes de descartes propuestos por la Comisión y podrán plantear la introducción de medidas correctoras.