Tras la pista del mural perdido de Lugrís: «Que no lo busquen en el restaurante, allí no está»

M. Méndez / C. Devesa A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

Al fondo, mural de la ballena de Lugrís perdido en el restaurante de la coruñesa calle Olmos.
Al fondo, mural de la ballena de Lugrís perdido en el restaurante de la coruñesa calle Olmos. Ignacio Vilar

La pintura número 13 del local que se encuentra en venta en A Coruña fue vista por última vez en el 2000, cuando cambió de inquilinos

13 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Es el conjunto mural de mayor envergadura que se conserva in situ de Urbano Lugrís (1908-1973). Doce pinturas que le encargó el desaparecido restaurante Fornos, abierto ya en 1870. Las dos casas anexas donde estaba se encuentran en concurso de acreedores y, por tanto, en venta, junto a los murales. Un proceso que ha desatascado una vieja demanda, su declaración como bien de interés cultural. Sin embargo, en el inventario sobre las pinturas del expediente bic falta el mural número 13.

«O mural da balea desapareceu», desveló en un artículo en La Voz Rodrigo Osorio, de la asociación cultural O Mural. «Todos coñecemos a beleza das baleas de Lugrís, por iso me lembro dela», afirma el director de cine Ignacio Vilar. En 1999 filmó el documental Urbano Lugrís. A saudade da Atlántida. Hoy esta cinta es uno de los escasos testigos de la misteriosa pintura a la que se le pierde la pista en el 2000.

En ese año coincidieron varios hechos: Fornos cierra y Alameda de Órdenes, la sociedad vinculada a la génesis del grupo textil Viriato y que todavía es la propietaria del local, lo pone en alquiler. ¿Se habría cubierto de pintura la ballena en alguna reforma? «Cuando hicimos el informe técnico que nos pidió el Ayuntamiento en el 2023, la ballena no estaba. Había otros dos murales con partes semiborradas, o borradas, por otras capas de pintura posteriores», asegura Francisco Muíños, de la empresa de restauración Arteca, la que se encargó años atrás de trasladar el mural del Caffè Vecchio. Lo mismo atestigua el profesor Juan Manuel Monterroso, autor de la parte histórica del estudio. «Estivo no restaurante, pero nestes momentos non é visible, non sabemos se existe aínda alí, por iso non está no informe», apunta.

El hostelero Carlos Rodríguez aporta una pista. Entre el 2000 y el 2011 regentó allí la Bottega. «Estaba en ruinas cuando lo alquilamos y los murales en muy mal estado. Los dueños nos pedían un seguro de cien millones de pesetas por ellos, pero no era viable y éramos inquilinos. Sobre ese mural, la ballena, vi como lo arrancaron antes de abrir nosotros. No sé para quién ni a dónde, solo puedo decir que allí no lo busquen, no está», remarca. Entonces no estaban protegidos.

Desde la Consellería de Cultura responden que «os técnicos revisarán a documentación para tomar as decisións oportunas».