Los acuarelistas que retratan A Coruña los sábados

Pablo Portabales
pablo portabales A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

Cedida

Desde hace 14 años un grupo de pintores, tanto profesionales como aficionados, quedan los sábados por la mañana en algún punto de la ciudad para pintar. El único requisito es que sea con acuarela

25 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Es una maravilla. Desde hace 14 años quedan todos los sábados a las nueve de la mañana. El punto de encuentro lo deciden en función de la meteorología en un chat que echa humo los viernes por la tarde. Una vez que alcanzan un consenso sobre la localización solo queda cargar el material y desplazarse al lugar. Solo hay un requisito: «Tiene que ser acuarela. No vale ni óleo ni acrílico ni otra técnica. Somos un grupo de acuarelistas profesionales y aficionados a la pintura. Somos cerca de 40 y no le cerramos las puertas a nadie. Todo el mundo es bien acogido, pero con acuarelas», destaca Pedro Bueno, uno de los integrantes del denominado Grupo de Acuarelistas As Xubias. En realidad, ninguno es de allí ni vive por la zona, pero cuando empezaron les gustó aquella zona para pintar y adoptaron el nombre. El pasado sábado me los encontré en O Parrote, en la terraza ubicada sobre el local que acaba de empezar a rehabilitar la Cámara de Comercio. Una mañana espléndida de sol con un trasatlántico atracado en el muelle. Saludé a los artistas, casi todos con caballete. Unos retrataban el castillo de San Antón, otros los edificios de A Palloza que se ven al fondo, otros estaban girados mirando a las casas de O Parrote. «En 14 años que llevamos saliendo sábado tras sábado, excepto al inicio de la pandemia, hemos recorrido toda la ciudad, pero la luz siempre es distinta. Si llueve buscamos un sitio resguardado», explica Pedro. Todo empezó gracias a Francis Marrouch, que siempre pinta en la calle. Un buen día, otro artista, Bernardo González, le dijo si podía acompañarlo. Se fueron juntando, y hasta ahora. De los 40 del grupo acuden a la cita de los sábados entre 15 y 20. A media mañana hacen un receso para el café y algo para acompañar (el otro día asomaba alguna bolsa de Bonilla detrás de los pinceles). Sobre las 12.30 terminan la sesión y cada uno a su casa. Una vez estaban pintando en el campo de Artillería y un vecino se interesó por un cuadro en el que salía su casa. «Se lo vendimos. Pasa pocas veces, pero pasa», aseguran los acuarelistas que retratan A Coruña.