Hugo Iglesias: «Fui mochilero y ahora vendo miles de viajes en crucero»

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Apasionado del fútbol y los idiomas, su conocimiento de trotamundos y una experiencia laboral en Mónaco lo llevaron a fundar la única agencia de Galicia especializada en travesías en trasatlántico

01 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Charlamos en su despacho. Parece el lugar ideal teniendo en cuenta a lo que se dedica. «Somos la única agencia de viajes de Galicia especializada en venta de viajes en crucero», explica. Desde un enorme ventanal se ve, a pocos metros, el Mein Schiff 4, que el jueves estaba atracado en el muelle de Trasatlánticos. Miramar Cruises embarca al año a unos 13.000 pasajeros de todo el mundo, y sus oficinas, en las que trabajan 25 personas, están pegadas al muelle. «Fuimos los primeros en venir aquí, ahora Hi y antes Cantones Village. Ojalá vengan más empresas. Solo llevamos unos meses en esta ubicación, pero la firma tiene once años y pico», apunta Hugo Iglesias Docampo, que fundó esta aventura con un amigo de siempre que, a pesar de todo sigue siendo amigo y socio, Diego Leira. Lo curioso es que la primera sede de la compañía fue en Lugo. «Se creó un vivero de empresas y resultaba interesante. Gracias a internet ahora puedes hacer todo desde cualquier parte. Estuvimos del 2012 al 2016, y después nos vinimos a un local al edificio BCA28 de A Grela hasta que nos surgió esta oportunidad», resume Hugo, de 43 años y padre de dos hijos de 6 años y 3 meses. La ilusión de este oleirense que estudió en el colegio Liceo era ser futbolista, pero acabó dedicándose al mundo de los cruceros gracias a una vida viajera, su pasión por los idiomas y a una experiencia laboral en Mónaco. 

Londres, Roma, Praga...

Tanto le gusta el fútbol que Lucas Pérez, el jugador del Deportivo, luce en su camiseta el logo y el nombre de la empresa y eso lleva aparejados, entre otras promociones, sorteos de viajes entre los socios del club. Hugo jugaba de mediapunta y lo hizo en varios equipos. Ahora, dos hernias le impiden practicar su deporte favorito. Estudió Turismo en el Centro Español de Nuevas Profesiones y siendo un chaval se fue a Londres a aprender inglés. «Empecé en un Zara en el que casi todos éramos españoles y poco aprendí, pero después estuve dos años haciendo un curso de entrenador de fútbol y me fue mejor con el idioma». Gracias a una beca de la Cámara de Comercio trabajó en el departamento de márketing de la Embajada de España en Roma, y más adelante, en Praga. Entonces ya sabía inglés e italiano y le faltaba el francés. «Me fui a trabajar a una central de reservas de cruceros a Mónaco y me cambió la vida. Enseguida me hicieron responsable del mercado español y latinoamericano y aprendí las claves de la venta y comercialización del negocio. Fui mochilero y ahora vendo miles de viajes en crucero cada año», reconoce. 

Edad media, 45 años

El sector parece que está en auge. «El futuro lo marcan las navieras, que ahora están construyendo dos barcos cada año, con lo que supone de inversión. La tasa de repetición es del 80 %, es decir, la gente que viaja no solo suele repetir, sino que además se convierte en prescriptora de este tipo de turismo», analiza el experto. Habla claro y con datos sobre el perfil del crucerista español. «Es de una edad media de 45 años y viaja con sus hijos, en familia. Creo que hay un crucero para cada tipo de persona, pero la clave es asesorarte bien, es el valor añadido que aportamos nosotros», destaca. Miramar Cruises atiende a clientes en persona y por vía telefónica. «Todos los meses vendemos dos o tres vueltas al mundo. Son viajes de 100 días que hay que reservar con año y medio de antelación», asegura. En sus instalaciones cuentan con un showroom y una zona de recepción de cruceristas extranjeros en la que se les proponen experiencias. «Estoy con un proyecto de viviendas de uso turístico. Contamos con una casa rural en Paderne y pronto abriremos un edificio de 4 viviendas en Ferrol bajo el nombre de Miramar Suites», avanza. Con vistas al mar pero con los pies en la tierra es este emprendedor al que le gusta hacer magia en sus ratos libres.