El puerto de A Coruña recupera la centralidad que siempre tuvo

Andrés Precedo Ledo CATEDRÁTICO DE GEOGRAFÍA HUMANA

A CORUÑA

GUSTAVO RIVAS

La dársena de Langosteira, que algunos con falta de visión de futuro se empeñaron en criticar, se convirtió en una suma de oportunidades

25 feb 2023 . Actualizado a las 09:50 h.

La inauguración del nuevo pantalán petrolero de Langosteira me recordó aquellos años 60, cuando —siendo estudiante en la Escuela de Comercio— recibimos la noticia de que se iba a instalar una refinería en A Coruña. Como todos los coruñeses, soñábamos con sus repercusiones para la moderna industrialización de la ciudad y la expansión del puerto. Y así ocurrió. No pensábamos en la terrible amenaza que con el tiempo asomó: las catástrofes ambientales provocadas por los petroleros Urquiola y Mar Egeo. Fueron los detonantes, pero años después el Prestige llevó la situación la límite. Solución: construir un puerto exterior de refugio, un proyecto que de rebote alejaría otro riesgo latente: el crecimiento de los barrios había dejado el oleoducto dentro del tejido edificado. Más recientemente, a estas amenazas se sumó una debilidad inesperada: la falta de calado y los riegos del acceso marítimo que dificultaban el atraque de los grandes petroleros, obligados a vaciar parte de su carga en otro puerto cercano. En esta situación, y con la transición energética en ciernes, la continuidad de la refinería estaba en cuestión.

Afortunadamente, el rápido avance de las obras de Langosteira alejó esa duda y abrió nuevas oportunidades para la planta de Repsol y para el puerto. La dársena de Langosteira —que algunos con falta de visión de futuro se empeñaron en criticar— se convirtió en una suma de oportunidades: para hacer la transición a un puerto energético sostenible, para crear un hub internacional de mercancías y para atraer grandes empresas creadoras de miles de empleo en nuevas ramas industriales. El proyecto Coruña Green Port ha dejado de ser un nombre para convertirse en una esperanzada realidad. Todo esto devuelve al puerto la centralidad económica que siempre tuvo en la historia de la ciudad, y da forma a un futuro lleno de grandes oportunidades. Como ocurrió cuando se inauguró la refinería, pero ahora con mayor alcance.

Por eso la inauguración del nuevo pantalán petrolero representa mucho más que un cambio de atraque. La eliminación de riesgos, la liberación de suelo portuario y la supresión del oleoducto. Piezas fundamentales para la construcción del nuevo frente marítimo, la recuperación de la memoria del castillo de San Diego, y para la creación de un gran corredor verde que una los nuevos barrios. Estamos ante un primer paso de una ilusionante trayectoria que hará de A Coruña esa ciudad portuaria que siempre fue pero con una nueva perspectiva.

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Andrés Precedo Ledo es catedrático de Geografía Humana