La «crisis de vocación» provoca la marcha de las monjas josefinas

Ana Lorenzo Fernández
ANA LORENZO A CORUÑA / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

La congregación religiosa llevaba cerca de un siglo en la ciudad, aunque en los últimos años solo quedaban tres hermanas

29 jul 2014 . Actualizado a las 10:16 h.

«Nos vamos con mucha pena». Y, no es para menos, puesto que las monjas de la congregación Siervas de San José -más conocidas como las josefinas- forman parte de la historia viva de la ciudad, ya que su presencia en A Coruña se remonta a casi un siglo. Llegaron a ser más de treinta religiosas, y su trabajo no solamente se limitaba a las acciones de ayuda a los más necesitados y de refuerzo de las parroquias, sino que dirigieron uno de los colegios más populares -ubicado en la zona de Juan Flórez-, y por el que pasaron miles de coruñesas (aunque en los últimos años fue mixto).

«El colegio se inauguró en 1929, y yo estudié allí desde los 6 años hasta que terminé el bachillerato a los 18 y empecé el noviciado», recuerda Rosario López, una de las tres últimas monjas, que ayer recogía sus pertenencias de la casa en la que han estado viviendo y trabajando estos últimos años. Explica que el centro educativo cerró sus puertas en 1983, y desde entonces la presencia de hermanas de esta congregación se fue reduciendo, algo a lo que también ha contribuido «la crisis de vocación religiosa que sufrimos a nivel de toda España».

De hecho, según apunta, Siervas de San José se ha visto obligada a realizar una reestructuración de todo su entramado en el país, y tendrá que cerrar, además de su sede de A Coruña, la de Sevilla y Oviedo. Además, otro motivo que también ha llevado a tomar esta decisión en la ciudad es la avanzada edad de las tres últimas religiosas, puesto que hace unas semanas una de ellas sufrió una caída y las otras tuvieron muchos problemas para poder socorrerla.

Seguir trabajando

A pesar de que la sede que tenían las madres josefinas en el Barrio de las Flores cerrará sus puertas, sus tres últimas inquilinas no dejarán de trabajar, puesto que ya tienen nuevos destinos asignados. Rosario López se incorporará a la sede que la congregación tiene en la ciudad de Santiago, mientras que sus compañeras lo harán en la de Porto do Son y Ourense, respectivamente.

Por ello, a la pena por tener que abandonar la ciudad también se le suma el de tener que separarse, puesto que llevaban muchos años juntas, y los últimos tres habían estado solas. «Las josefinas llegamos en 1916 y nos vamos casi un siglo después. Agradecemos la colaboración de todas las personas que nos han ayudado y enseñado, ya sea en el ámbito humano, social, cultural o religioso», agradecieron, al mismo tiempo que destacaron el seguimiento informativo de La Voz en ocasiones tan importantes como la beatificación y canonización de Santa Bonifacia.

También han querido recordar a las miles de alumnas que durante años siguieron manteniendo el contacto con las monjas josefinas a través de las comidas anuales, que «se seguirán celebrando», advirtieron, y se despidieron con mucha morriña. «Decimos adiós a la ciudad herculina, cuando está en pleno auge, y que la patrona, la Virgen del Rosario, la siga bendiciendo».