La difícil adaptación del Tucu

Lorena García Calvo
Lorena García Calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

El chileno, desplazado en la izquierda, aún no ha asimilado el ritmo de la Liga

02 oct 2014 . Actualizado a las 18:35 h.

Cuando Pablo Hernández vistió por primera vez la camiseta celeste, en su presentación a finales del mes de junio, no se imaginaba que su inicio en el equipo vigués sería tan complicado. Su recaída de la lesión fibrilar que le había apartado del Mundial le obligó a parar durante cuatro semanas, a perderse así media pretemporada y a ver desde la barrera cómo Eduardo Berizzo comenzaba a dar forma a su equipo.

Aunque la lesión ya está olvidada, el frenazo en su puesta a punto todavía deja coletazos en un jugador que en plena Liga está acoplándose a sus compañeros y buscando su sitio en el equipo. Por lo visto hasta el momento, el jugador va sobrado de calidad, pero no acaba de tomar el pulso a una competición en la que el ritmo trepidante no da opción para pensar.

Hasta el momento, Pablo Hernández ha disputado 194 minutos repartidos en dos titularidades y dos salidas desde el banquillo. Debutó ante el Córdoba con 10 minutos, amplió a 24 minutos su participación frente a la Real Sociedad, y vivió su primera titularidad en el Calderón, en el que hasta el momento ha sido su encuentro más destacado. Ante los de Simeone dejó atónitos a los aficionados al marcar de tacón y de espaldas a la portería uno de los dos goles célticos. Y ante el Elche, al fin, disputó el partido de principio a fin.

Físicamente Hernández parece ya estar listo para aguantar los 90 minutos, si bien sigue por debajo del trepidante ritmo que imponen sus compañeros, que hicieron una pretemporada larga e intensa. Más allá del papel físico, la cuestión es encajarlo ahora en el engranaje celeste para extraer su mejor versión. En lo que va de competición Berizzo ha apostado por el chileno en el centro del campo, pero no como media punta, que es la demarcación en la que se siente más cómodo, sino caído a la banda. Sobre el césped, esos metros de diferencia hacen que al jugador le cueste más conectar con sus compañeros, ver claridad en el ataque, y sobre todo sumarse a las tareas defensivas, algo fundamental en un equipo como el Celta, en el que los laterales tienen un importante peso ofensivo.

El internacional con Chile lleva hasta el momento una media de un 69 % de pases correctos, si bien resulta curioso comprobar cómo el 38,5 % de ellos fueron para retrasar el balón. Esos pases atrás sorprenden teniendo en cuenta que Hernández es ante todo un futbolista creativo, de ataque, y que en el papel de media punta se siente como pez en el agua. Puede que el hecho de retrasar el balón se deba a que todavía no está con la confianza a tope o no se ha soltado aún. Su faceta ofensiva hasta el momento se ha limitado a cuatro disparos, de los que dos vieron portería y uno acabó en gol.

Quizás por no acabar de encontrar su sitio en el esquema celeste, o quizás por no haber tomado todavía el pulso al fútbol europeo, el Tucu, fichaje estrella del Celta este verano, sigue sin mostrar su mejor versión en Vigo. En el vestuario, sus compañeros, piden paciencia. «No creo que le falte nada, para mí es un buen jugador, creo que tenemos que tenerle un poco de paciencia para que se adapte pronto, pero creo que la va a romper aquí. Para mí es un excelente jugador», le defiende Fabián Orellana.

El Poeta tiene muy claro que Hernández puede aportar mucho «en el uno contra uno, en pase de gol, y por arriba va bien», por eso confía en que físicamente alcance pronto su mejor nivel «para que nos pueda ayudar». Las botas del Tucu están cargadas de calidad, ahora solo falta que lo exhiba sobre el césped.