El Lugo alimenta su maleficio

Murillo EN ROJIBLANCO

DEPORTES

24 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El Alcorcón trazó un plan diabólico para seguir agrandando su papel de bestia negra del Lugo. Primero, en los prolegómenos del partido, alimentando cierta prensa madrileña las declaraciones de hace dos años de Quique Setién, y sumando las quejas recientes de Mallorca y Alavés sobre la dureza del juego alfarero. Después, desde el pitido inicial, ejerciendo una doble presión física y psicológica sobre los jugadores lucenses. Y estos entrando al trapo de la forma más ingenua. En uno de los continuos rifirrafes iniciales, Borja Gómez se enzarzó con un adversario y el árbitro le sacó la roja directa. Las cámaras no aclararon si hubo o no agresión, pero el Lugo se quedó con uno menos a los 22 minutos de juego. La jugada llegó en uno de los monumentales despistes de Pavón, que se dejó sorprender y de ahí partió la clave del partido. Antes, un desconocido y errático Manu, en otro fallo monumental (minuto 5), ya había visto la amarilla, completada con la segunda (minuto 73). Con dos jugadores menos, el Alcorcón encontró la alfombra roja para lograr la victoria en el 83, en el único fallo de José Juan en un balón que no blocó a disparo de Nagore y Verdés remachó a placer. Antes, el meta lucense había evitado varios goles.

En realidad no hubo partido. El Lugo no pudo competir, y tuvo que refugiarse en su área. Pese a ello, el Alcorcón casi siempre finalizó las jugadas con remates poco acertados, pero llegando con comodidad por las bandas y centros al corazón del área. Los lucenses nunca supieron defender los flancos y los laterales fueron dos boquetes, con las ayudas siempre tardías de Iriome y Ferreiro. Pita tuvo que ejercer de improvisado central zurdo, y David López nunca fue capaz de tomar la batuta. No hubo contraataque lucense ni una sola llegada a la meta contraria. Tardó demasiado Aganzo en ser sustituido, porque no está para desgastes inútiles. Y de nuevo una derrota nos pone en otro desafío para alejar fantasmas. Una historia demasiado habitual.